Su nombre es John Kerry
3 de marzo de 2004El senador de Massachusetts, John Kerry, se acerca un paso más a su meta de convertirse en el próximo presidente electo de Estados Unidos. Por lo menos el puesto de candidato del Partido Demócrata ya no se lo disputa nadie.
El presidente George W. Bush, que tendrá que enfrentarse a Kerry el próximo mes de noviembre comienza a ponerse nervioso. Las encuestas lo sitúan desde hace semanas por debajo de los niveles logrados por Kerry. La campaña electoral de Bush comienza antes de lo planeado. La carrera entre estos dos contrincantes promete ser emocionante.
Como sucedió hace cuatro años, el pueblo estadounidense se encuentra dividido. El 50 por ciento apoya a los demócratas, el 50 por ciento a los republicanos. Unos cuantos votos en diversos estados podrían definir el resultado; lo mismo que algún acontecimiento trascendente, como por ejemplo la captura de Osama Bin Laden poco antes de las elecciones. Estas elecciones no dependerán únicamente de temas como el desempleo, la deuda pública, Irak, o el combate contra el terrorismo. Mucho depende de la personalidad de los candidatos.
¿Logrará John Kerry ganar la simpatía del electorado, o lo rechazarán por su porte intelectual? ¿Le cobrará el electorado a Bush las mentiras sobre las armas de extermino masivo en Irak, o imperará su imagen de hombre de carácter?
La personalidad de Bush y Kerry es diametralmente opuesta. El texano robusto se enfrenta al patricio educado. El abolengo de Kerry podría convertirse en su principal enemigo. Sería recomendable que eligiera de socio para el puesto de vicepresidente a un hombre con carisma que pueda ganarse la simpatía de las masas, especialmente la de los estados del sur. John Edwards podría ser la persona indicada. Hijo de un obrero de Carolina del Sur, ha demostrado de forma brillante como se exhorta los sentimientos del elector, especialmente con el tema de la tan difundida desigualdad social en Estados Unidos.
Sea lo que decida Kerry, falta mucho hasta noviembre. Las encuestas que le dan ahora una ventaja frente a Bush, son sólo un retrato momentáneo. La carrera por la Casa Blanca está abierta y acaba de comenzar.