Sucedió en Granada
11 de noviembre de 2008
El último verano del poeta
Una foto de la casa de campo de la familia Lorca, la Huerta San Vicente, tomada en los días felices de 1931. La familia pasaba allí casi todos los veranos, con parientes y amigos. En este idílico paraje, Federico hallaba inspiración para escribir. Cuando viajó por última vez a Granada, el 14 de julio de 1936, ya se perfilaba la guerra. Sólo cuatro días más tarde, los militares al mando del general Francisco Franco se alzaron contra la República. Granada cayó pronto. La familia de García Lorca recibió amenazas de muerte. Los fascistas odiaban al poeta, por ser homosexual y republicano. Decían que, con su pluma, había ocasionado más daño que otros con la pistola.
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Paz tardía
La casa de campo de García Lorca se salvó por milagro de ser demolida. Granada se expandió, los edificios de concreto se alzaron como un cerco en torno al casco antiguo de la ciudad y se adentraron en la fértil campiña. A comienzos de la década del 90, el municipio restauró la casa de campo y creó un parque a su alrededor. Hoy en día, la Huerta San Vicente es un museo. Sus habitaciones han sido refaccionadas con fidelidad al modelo original.
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La pieza del poeta
García Lorca escribió muchas de sus obras en su escritorio de la Huerta San Vicente. En su último verano, se proponía preparar un viaje a México, donde iban a presentarse Yerma y Bodas de Sangre. Sin embargo, ya a fines de julio la situación se volvió insostenible para él. Los fascistas detuvieron a Manuel Fernández Montecasino, el alcalde izquierdista de Granada, casado con su hermana Concepción. García Lorca decidió buscar refugio en casa de un amigo, el joven poeta Luis Rosales. Dos hermanos de Rosales se contaban entre los falangistas más conocidos de la ciudad. Por eso, García Lorca esperaba librarse de ser apresado. En vano.
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Camino a la muerte
El 16 de agosto de 1936, García Lorca fue detenido por la temida “Escuadra Negra” en casa de Rosales y llevado a prisión. Ese mismo día, su cuñado, Manuel Fernández Montecasino, fue asesinado ante el muro del cementerio de Granada. El 18 de agosto, García Lorca fue trasladado junto con el profesor Dióscoro Galindo, en un camión, hacia Víznar, el lugar donde murió.
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La noche de la muerte
Hoy en día sólo quedan los cimientos del albergue escolar “La Colonia”, en el idílico camino que une los pueblos de Víznar y Alfacar. Antes de la guerra civil, los chicos pasaban aquí los calurosos días de verano. Después, el edificio fue utilizado por los fascistas como pabellón de la muerte. Quien llegaba a “La Colonia” estaba condenado a morir. El poeta pasó aquí su última noche con Dióscoro Galindo y los sindicalistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas Cabezas. Se dice que García Lorca no creyó hasta el final que iba a ser ejecutado. Pero, cuando tuvo la certeza de que así sería, pidió a un guardia que le tomara la última confesión.
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El “paseo”
“¡Vamos a pasear!” Eso decían los verdugos al llegar la hora de la ejecución. Los prisioneros tenían que caminar por la calle, donde se les disparaba por la espalda. Se estima que hasta 3.000 republicanos murieron en el camino entre Viznar y Alfacar, entre ellos, García Lorca. Según ha documentado el historiador irlandés Ian Gibson, uno de los asesinos del poeta se jactó posteriormente en un bar de Granada de haberle dado muerte.
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La presunta tumba
Bajo este olivo fue sepultado presuntamente García Lorca, junto a Galindo, Galadí y Arcollas. El único testigo fue el propio sepulturero: Manuel Castilla, apodado Manolillo el comunista. El sobrevivió por casualidad. Los fascistas lo habían elegido para enterrar a las víctimas. En los años 60, fue él quien mostró el lugar al historiador Gibson. En la década del 80, las autoridades pusieron allí un monolito recordatorio y construyeron el Parque Federico García Lorca. No obstante, aún hay dudas en cuanto a si realmente se encuentran allí los restos de las víctimas. Ya no se le puede hacer más preguntas a Castilla. Hace tiempo que también murió.
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¿La tumba verdadera?
Este sitio, llamado “El Caracolar”, se encuentra a unos cientos de metros de distancia de las otras sepulturas. Su apariencia es muy similar. Expertos sospechan que Castilla pudo haberse confundido. Cuando visitó el lugar con Gibson, en los años 60, estaba muy nervioso. Eran los tiempos de Franco y estaba prohibido investigar sobre las barbaridades cometidas durante la guerra civil.
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La piedra de los sepultureros
Francisco Vigueras ha investigado la vida de los tres hombres que murieron con García Lorca. Miembro de la Asociación para el Restablecimiento de la Memoria Histórica, Vigueras piensa que los cuatro fueron enterrados en “El Caracolar”, donde hay una gran piedra. “Los sepultureros marcaron las tumbas con una piedra”, afirma. Las primeras investigaciones indican que cabe suponer la existencia de tumbas en ese lugar. Pero sólo una exhumación podrá determinar si también se encuentra entre ellas la de García Lorca.
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Las fosas comunes de Víznar
Este camino conduce hacia una de las fosas comunes más grandes de España. El lugar se encuentra a unos cientos de metros de la presunta tumba de García Lorca. Se calcula que unos 3.000 republicanos yacen en fosas repartidas sobre la colina. En la mayoría de los casos no se conoce siquiera sus nombres.
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“Lorca eran todos”
En la piedra recordatoria ubicada sobre la mayor fosa común de Víznar se lee la inscripción: “Lorca eran todos”. La familia también piensa así. No desea que, debido a su fama, Federico sea más importante que las otras víctimas.