Sudáfrica se prepara para un futuro sin carbón
11 de diciembre de 2023A medida que la COP28 de este año se acerca lentamente a su fin, los líderes mundiales discuten en Dubai sobre cuestiones climáticas, entre ellas el fin de la quema de combustibles fósiles.
Esto ha puesto a Sudáfrica bajo presión para que empiece a reducir progresivamente su dependencia casi al 100 por ciento del carbón para generar energía. Esta reducción tendrá un coste enorme, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo.
El presidente Cyril Ramaphosa ha presentado el "Plan de Implementación de la Transición Energética Justa", con un coste de 74.000 millones de euros (79.000 millones de dólares) para los próximos cinco años.
El plan describe cómo el país tiene previsto eliminar gradualmente el carbón, adquirir energías renovables y crear nuevas industrias y puestos de trabajo para las comunidades y los trabajadores afectados.
El presidente Ramaphosa declaró a la prensa, al margen de la cumbre sobre el cambio climático, que Sudáfrica necesitaría ayuda externa para costearlo.
"Pedimos la participación de más países, ya que nuestra transición energética requiere mucho más dinero, para que podamos transitar de una manera mucho más eficaz y justa, sobre todo en lo que se refiere a las comunidades que se van a ver afectadas a medida que transitamos de las fuentes de energía fósiles a las renovables", declaró Ramaphosa. Sudáfrica ha dependido durante décadas del carbón para generar su electricidad.
Pérdida de puestos de trabajo
El plan sudafricano de reducir el uso del carbón tiene un coste en el mercado laboral. Gran parte de la economía de la provincia de Mpumalanga, en el este de Sudáfrica, depende de la minería del carbón y de las centrales eléctricas de carbón.
La eliminación del carbón supondrá una reconstrucción de la economía de esta provincia desde cero. Las fábricas de montaje de automóviles del país también necesitarán miles de millones de euros para pasar a los coches eléctricos.
Phakamile Hlubi-Majola, portavoz del Sindicato Nacional de Trabajadores del Metal de Sudáfrica, afirma que quieren garantías plenas de que la aplicación del plan protegerá los medios de subsistencia, de lo contrario, lo impugnarán.
Hlubi-Majola declaró a DW que "el proceso debe beneficiar al máximo número de personas en el país. Debe proteger el máximo número de puestos de trabajo".
Por su parte, Leo Roberts, del think tank E3G, afirmó que toda la economía sudafricana está siendo arrastrada por una excesiva dependencia" de las vetustas centrales de carbón.
Roberts declaró a AFP: "La energía del carbón no proporciona electricidad fiable, hay apagones. Es increíblemente cara y la empresa estatal que gestiona el sistema eléctrico, Eskom, está tan endeudada que no puede pedir préstamos".
Eskom, la compañía eléctrica del país, lucha actualmente por generar suficiente electricidad para el país. Eskom, que emplea a unos 30.000 trabajadores, necesitaría capacitar a sus trabajadores para que sean relevantes en la era de las energías renovables.
Entre la espada y la pared
El analista energético Adil Nchabeleng afirma que Sudáfrica se encuentra entre la espada y la pared, y añade que las promesas que se hagan en la COP28 seguirán contradiciéndose cuando vuelvan a casa.
"Somos un país basado en el carbón, especializado en centrales térmicas de carbón, y tenemos que asegurarnos de que esas centrales nos lleven como mínimo hasta los próximos 20 años y de que producimos la electricidad que necesitamos. Así que no sé qué promesas van a hacer", afirmó.
Pero, a largo plazo, el gobierno sudafricano ve luz al final del túnel. Los préstamos y subvenciones prometidos por los socios internacionales para apoyar la fase de transición ascienden ya a algo más de 10.000 millones de euros. Aunque se prevé que el plan de transición energética suprima hasta 300.000 puestos de trabajo, el Gobierno afirma que se espera crear hasta 815.000 empleos de aquí a 2050.
(gg/ers)