Tailandia: un país sin gobierno
18 de febrero de 2014Desde hace meses, los edificios gubernamentales de Bangkok están desiertos. Sus empleados huyeron, y han sido ocupados por miembros de la oposición. El Gobierno tailandés desempeña sus tareas en oficinas provisorias. Hasta ahora, el Gobierno había mostrado una actitud moderada, pero el viernes pasado (14.2.2014) cambió su estrategia: la Policía desalojó las barricadas y a los manifestantes, despejando los accesos a los ministerios y a edificios de la administración pública. Pero la respuesta de los manifestantes no se hizo esperar. El lunes (17.2.2014), el líder de la oposición, Suthep Thaugsuban, llamó a la resistencia contra la primera ministra, Yingluck Shinawatra. “Yingluck nunca tendrá la oportunidad de trabajar en un edificio del Gobierno”, dijo. El martes se ocuparon nuevamente los edificios. Cuando la Policía volvió a reprimir a los manifestantes, la situación escaló. Hubo tiroteos en los cuales dos personas murieron y otras 60 resultaron heridas.
Elecciones sin vencedor
La oposición sigue exigiendo que la primera ministra se retire y abandone la política, y que un asamblea popular gobierne interinamente hasta reformar totalmente el panorama político de Tailandia. Confrontada con esas demandas, la primera ministra no vio otra salida que disolver el Gobierno y llamar a elecciones en febrero de 2014. Pero los comicios no trajeron la deseada solución del conflicto, ya que la oposición bloqueó cerca del 11 por ciento de los locales electorales. Dado que el sistema electoral tailandés obliga a todos los ciudadanos con derecho a votar a participar de las elecciones y que no se obtuvo el quórum necesario como para formar Gobierno, ahora se deben organizar nuevas elecciones. La comisión electoral dio a conocer a comienzos de febrero que la organización de nuevos comicios llevará entre tres y seis meses.
El Gobierno tailandés pierde apoyo
Hasta ese momento, el Gobierno de Shinawatra sigue en funciones, pero sin la autoridad que le compete a un Gobierno. El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), de EE. UU., indica al respecto que “un Gobierno de ese tipo no puede tomar decisiones presupuestarias importantes, no puede aprobar leyes ni cerrar acuerdos internacionales. En una palabra, no puede gobernar, ni internamente ni hacia el exterior”.
Los problemas internos de Tailandia se ven a las claras en las polémicas subvenciones al cultivo del arroz. Bajo la primera ministra fue aprobada en 2011 una ley que garantiza un precio fijo para el arroz a los agricultores, a fin de facilitarles una mejor planificación. Sin embargo, algunos observadores critican que la primera ministra está despilfarrando dinero del fisco, ya que el precio fijo para el arroz era hasta a un 50 por ciento más alto que el precio en el mercado internacional.
Los agricultores dependen de las subvenciones, ya que entregaron la totalidad de sus cosechas hace semanas al Gobierno, explica Michael Winzer, director de la Fundación Konrad Adenauer en Tailandia. El experto opina que “eso aumenta mucho la presión sobre el Gobierno”. El lunes también se produjeron protestas de campesinos, lo que demuestra que Shinawatra también pierde el apoyo de ese sector.
Congelamiento de la política exterior
El Gobierno tailandés también está paralizado en cuanto a política exterior. “Funcionarios de la ASEAN comienzan a preocuparse. En especial, porque Tailandia asume un rol clave en el diálogo con China, y podría ausentarse en los próximos meses”, señala el estudio del CSIS. También las negociaciones acerca de un tratado de libre comercio con la Unión Europea podrían enfriarse por tiempo indeterminado.