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Terrorismo: ¿Remedios o placebos?

ers17 de marzo de 2004

La preocupación por la seguridad vuelve a la primera plana en Alemania tras los atentados de Madrid, ante la creciente convicción de que el terrorismo islámico debutó en Europa occidental y no se detendrá en España.

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¿Se impondrá el modelo de control de seguridad de los aeropuertos?Imagen: AP

El peligro de que el terrorismo internacional pusiera su mirilla en países europeos era considerado muy real, desde los atentados del 11 de septiembre del 2001. La masacre de Madrid parece confirmar los temores de los expertos, que vuelven a debatir en cuanta tribuna se les ofrece sobre las medidas de seguridad que se deben adoptar. Algo hay que hacer. ¿Pero qué?

¿Guardia Nacional?

La discusión arrecia en Alemania, ante la evidencia de que la postura gubernamental contraria a la guerra de Irak no garantiza, en modo alguno, que el país no sea blanco de la violencia extremista. La presencia alemana en Afganistán basta y sobra como motivo para los fanáticos que han declarado la guerra a cualquiera que se les ponga en el camino. El problema radica en que, bajo los efectos del shock de Madrid, las autoridades políticas corren peligro de caer en el activismo, en su afán de dar respuesta a las inquietudes de la población.

Éste es el contexto en el que se barajan una serie de propuestas en Alemania: centralizar las actividades de los servicios secretos, crear una especie de "Guardia Nacional" con efectivos del ejército, o hasta poner a operar patrullas de guardacostas. Ciertamente, se puede discutir acerca de cómo incrementar la eficiencia de los servicios de inteligencia garantizando, por ejemplo, el expedito flujo de información entre las diversas reparticiones, que actualmente operan con una estructura federal. Pero ya se manifiestan resistencias de parte de los diferentes estados federados, que no ven sentido a la entrega de competencias en la materia y advierten que una organización central podría abultar la burocracia.

Ansias de seguridad

La idea del empleo de soldados en el campo de la seguridad interna también tiene sus bemoles, sobre todo en el aspecto político. El gobierno ya la ha rechazado, argumentando que la tarea compete a la policía y que, a lo sumo, ésta debería ser reforzada con más efectivos. Tampoco las patrullas costeras encuentran muchos adeptos. Porque una cosa es clara: con ellas no se habrían evitado, en absoluto, atentados como los que enlutaron a Madrid.

Sorprende que ahora se pongan sobre la mesa tantas propuestas. Porque, si prometieran un incremento eficaz de la seguridad, deberían haber sido aplicadas desde hace tiempo. La ciudadanía, en todo caso, está dispuesta a hacer su aporte y aceptaría un endurecimiento de las medidas de seguridad, según una encuesta realizada por la empresa Enmid, por encargo del diario Die Welt. Un 74% de los encuestados se pronunció, por ejemplo, a favor de la vigilancia de lugares públicos mediante cámaras de video. Un 79% se mostró a favor de que en las estaciones ferroviarias se adopten los mismos controles que en los aeropuertos. Y un 61% afirmó no tener objeción a que se efectúen controles en las calles, aunque la persona en cuestión no sea sospechosa. Tales resultados reflejan, sin duda, el impacto de los últimos atentados en España y la sensación general de inseguridad. Pero, desgraciadamente, los políticos tampoco tienen un remedio y siguen discutiendo, en buena medida, sobre placebos.