Tierra Prometida, tierra de conflicto
¿Triunfo o catástrofe? Tras el Holocausto, el 14 de mayo de 1948 marcó un vuelco en la historia judía, al instaurarse el Estado de Israel.
El triunfo de la esperanza
El 14 de mayo de 1948, David Ben Gurión proclamó la instauración del Estado de Israel. La fecha de ese aniversario corresponde ahora al 19 de abril según el calendario hebreo. Ben-Gurión se refirió a la historia del pueblo judío recordando: "Nunca perdió la esperanza", y "nunca se acalló su plegaria por el retorno y la libertad". Los judíos habían regresado por fin a su lugar de origen.
En la ONU
Un triunfo diplomático: la bandera del nuevo Estado fue izada de inmediato ante el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York. Para los israelíes, el reconocimiento internacional significó un paso más hacia la seguridad y la libertad.
La hora más negra
La importancia de la fundación del Estado de Israel queda especialmente de manifiesto ante el trasfondo del Holocausto. Durante la II Guerra Mundial, los nazis asesinaron a unos 6 millones de judíos en los campos de concentración y las cámaras de gas. La foto muestra a los prisioneros del campo de concentración de Auschwitz tras su liberación.
"Nakba" - la catástrofe
Los palestinos recuerdan la fundación del Estado de Israel con el término "nakba": catástrofe. Cerca de 700.000 personas tuvieron que abandonar su tierra para hacer lugar a los ciudadanos del nuevo Estado. La instauración del Estado de Israel marca así el inicio del conflicto del Medio Oriente que, 70 años más tarde, no ha logrado ser superado, pese a numerosos intentos de mediación.
De cara al futuro
La autopista Nr. 2 no solo conecta a las ciudades de Tel Aviv y Netanya; también refleja el ansia de progreso del joven Estado. La carretera fue inaugurada en 1950 por la primera ministra israelí Golda Meir, quien aplicó una severa política económica y de modernización.
Los kibutz, un paraíso para los niños
Las granjas colectivas conocidas como kibutz se extendieron por todo Israel, especialmente en los primeros años que siguieron a la instauración del Estado judío. Sobre todo judíos seculares y de tendencia socialista materializaron allí sus visiones de la vida en comunidad.
Seis días de guerra
Las tensiones con los vecinos árabes no amainaron. En 1967 desembocaron en la Guerra de los Seis Días, en la que Israel derrotó a Egipto, Jordania y Siria y tomó el control de Jerusalén Oriental y la Cisjordania. Fue el capítulo inicial de una serie de enfrentamientos y guerras en la región.
Asentamientos conflictivos
La política israelí de asentamientos azuzó continuamente el conflicto con los palestinos. La Autoridad Autonómica acusó a Israel de hacer imposible el futuro Estado Palestino, con su sostenida política de construcción de asentamientos. También la ONU ha condenado esas construcciones, sin que Israel haya enmendado el rumbo.
Ira, odio y piedras
En 1987, los palestinos se rebelaron contra el dominio israelí en los territorios ocupados. La protesta se inició en la ciudad de Gaza y se propagó rápidamente a Jerusalén Oriental y la Cisjordania. El alzamiento se prolongó durante años y terminó con la firma del acuerdo de Oslo en 1993.
¿Por fin paz?
Con la mediación del entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, el primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, y del jefe de la OLP, Jasser Arafat, emprendieron en 1993 conversaciones de paz que condujeron al Acuerdo de Oslo. En él, ambas partes reconocieron oficialmente a la otra. El asesinato de Rabin, perpetrado dos años después por un joven radical israelí, echó por tierra el acuerdo.
Acercamiento en la Knesset
El Holocausto marca las relaciones germano-israelíes hasta el día de hoy. En febrero del año 2000, el entonces presidente germanofederal, Johannes Rau, pronunció un discurso ante la Knesset, en alemán. Fue un hito que exigió una superación a ambas partes y un paso más de acercamiento, de gran peso simbólico.
El muro israelí
La política israelí de asentamientos endureció los frentes del conflicto del Medio Oriente. En 2002 comenzó la construcción de un muro de 107 kilómetros de largo en la Cisjordania. La barrera contuvo en buena medida la violencia, pero no resolvió los problemas políticos.