"Todo es una farsa"
11 de enero de 2012
El equipo de observadores de la Liga Árabe viajó a fines de diciembre a Siria para colaborar con el retorno definitivo de la paz a ese país, sumido en la violencia. Desde entonces, su tarea es terminar con la violenta represión de los manifestantes y los movimientos en pro de la democracia, y supervisar la puesta en marcha de un plan de paz por parte del Gobierno de Assad. Un intento que, desde un comienzo, fue visto con desconfianza. Y con razón, dice Anwar Malek, uno de los miembros de la misión de observadores, que abandonó su tarea para protestar por las irregularidades que él dice haber constatado.
“Me estaba transformando en colaborador del régimen”
Anwar Malek es argelino y uno de los 150 observadores enviados por la Liga Árabe a Siria. Mejor dicho, era uno de ellos, ya que lo que vivió al desempeñar esa tarea lo hizo sentirse tan frustrado que decidió renunciar a ella. Su balance personal: la misión es toda una farsa escenificada por el régimen de Assad. Todo es mentira. Así lo explica Malek en entrevista con la emisora Al Yazira: “Comprendí que me estaba transformando en un colaborador del régimen y que ya no era un observador neutral que documentaba la situación. Y me siento responsable de haber hecho ganar tiempo al régimen para que pudiera seguir matando. No lo pude evitar. Hasta asesinaron a gente de sus propias filas para convencer a los observadores de su lucha contra el terrorismo armado. Me sentí como un shabiha, como uno de los matones y asesinos del régimen. Por eso renuncié a mi cargo”, dijo Anwar Malek.
Anwar Malek le recrimina al régimen de Assad no haber cumplido ni siquiera con uno de los pedidos de los observadores. En lugar de eso, se los engañó, se los llevó a lugares tranquilos y alejados de los puntos de conflicto. Los conductores y acompañantes del servicio secreto hasta utilizaron informaciones obtenidas en conversaciones para reprimir luego a ciudadanos sirios que habían hablado con ellos sobre su situación.
Francotiradores en los techos
Algunos compañeros de misión se esforzaban por lograr una buena relación con el régimen, señaló Malek, por lo cual simplemente negaron que hubiese tiradores emboscados que disparen contra los manifestantes. El secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, por su parte, no coincide con ese relato de los hechos. Su balance de la situación es menos grave: “Ya se han retirado los tanques y las armas pesadas de las ciudades. Bueno, sí hay tiradores emboscados, pero ya van a desaparecer”, dijo.
El exobservador Anwar Malek, por el contrario, pudo ver que había francotiradores apostados sobre los techos. Una vez, dice, vio incluso a oficiales del Ejército frente a una casa. Y que es mentira que se estén retirando los tanques de las ciudades. Se los camufló, y ahora se los volverá a utilizar no bien los observadores se hayan retirado. También se dijo que se había liberado a presos políticos, pero todo es una escenificación para los medios, agrega. Los presos que el régimen había presentado ante las cámaras de televisión eran personas que el régimen había detenido al azar en las calles y su liberación fue un simulacro, dice Malek.
Anwar Malek vivió en Siria una catástrofe humanitaria. Según él, el régimen de Assad está cometiendo una serie de crímenes de guerra contra la población. Y sus impresiones coinciden con las cifras de las Naciones Unidas, que reflejan que en Siria mueren todos los días 40 personas desde que la misión de observadores de la Liga Árabe se encuentra en el país. Esa es una de las muchas razones por las cuales Anwar Malek no quería seguir participando de esa farsa.
Autor: Ulrich Leidholdt/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz