Tony Manero o la nostalgia de la dictadura de Pinochet
28 de septiembre de 2008Esta es la segunda película del director chileno, Pablo Larraín. Antes realizó Fuga, una película sin ninguna repercusión. Esta producción en cambio sirve para recordar aquellos tiempos de dictadura de los años 70 en Chile. Tiempos con toques de queda, bombas lacrimógenas, guanacos, represión estatal y escolar, cacerolazos, desaparecidos, exiliados, torturados, apagón cultural, Cema Chile, Lucía Hiriart, cadena nacional de televisión, etc… Tiempos que no volverán. Aunque digan que todo tiempo pasado fue mejor, aquí sin duda no se puede aplicar esa premisa.
La historia de Tony Manero parece simple y divertida. Un don nadie-cincuentón sueña con ser el doble del John Travolta, joven bailarín de la película Fiebre de Sábado por la Noche pero ambientada en la época dorada del régimen militar. El aspirante a estrella lidera un grupo de baile que actúa en los barrios marginales. Su meta es poder llegar a un programa de dobles de la televisión a como de lugar, aunque sea delinquiendo y asesinando. Sus colegas bailarines en tanto se las ven negras porque están involucrados en actividades clandestinas en contra del régimen y son perseguidos por la policía secreta del gobierno.
DW- World conversó con el cineasta.
DW- World: ¿Por qué a un director tan joven como tú que apenas vivió la dictadura, le interesó hacer una película ambientada en esa época? Por lo general a la gente de tu generación no le interesan esos temas.
Pablo Larraín: Básicamente siempre me ha interesado el tema y me ha parecido importante. Para mí el Chile actual comenzó en esos días, en esa dictadura que importaba ideas y las aplicaba con brutalidad y violencia. De alguna manera Tony Manero es un viaje a la Génesis del actual estado de nuestra idiosincrasia. Creo que hay mucha gente de mi generación interesada en el tema. Y si bien es cierto que existe un gran grupo al que no le importa o que prefiere olvidarlo, Chile es un país que cuenta con una importante cantidad de gente que prefiere hablar y enfrentar el tema en vez de obviarlo. No creo posible entender el actual estado del país sin conocer lo que pasó en Chile en aquellos días.
¿Por qué crees que la dictadura de Pinochet vende? ¿Será porque es lo que más se conoce de Chile en el extranjero?
No sé si venda o no. Y tampoco me importa. Solo se que ese señor es una persona muy relevante en la historia de Chile. Tan relevante, tan cercano y difícil de tratar, que aún no existe un cineasta chileno que se haya atrevido a hacer una película directamente de él. Lo que han hecho hasta ahora algunos directores ha sido sólo merodear el tema. Tal vez sea la mejor forma de enfrentarlo por ahora.
¿Hay algo de nostalgia en mostrar un Chile de los años 70? ¿Recuerdas esa época con cariño o más bien con terror?
No la recuerdo pues yo nací en el 1976.
¿Desde qué punto de vista viviste la dictadura?
Desde el punto de vista de un niño. De un niño que miraba callado y que vivía cómodamente y sin riesgos. Después ya casi siendo un adulto, entendí al país en el que vivía.
Presentaste tu película en Cannes. ¿Qué tal te fue?
En primer lugar debo decir que aprendí mucho de cine y de cómo funciona el mundo de las películas en términos de distribución, crítica y todo lo que tiene que ver con un festival clase “A”, y que resultó ser mucho más complejo de lo que yo pensaba.
Para nosotros el solo hecho de haber quedado seleccionados en el festival nos parece algo maravilloso. Lo que no esperábamos en ningún caso fue la excelente reacción de la crítica como tampoco la enorme cantidad de países que compraron la película. De verdad que jamás pensamos que la cinta iba a conectar de esa manera. En Cannes me di cuenta que Tony Manero es una película que produce reacciones polarizadas. O la amas o la odias. No existen medias tintas. Lo que no es para nada malo, sino que es muy bueno porque no hay nada más sospechoso que las películas que le gustan a todo el mundo.
¿Dónde has presentado a Tony Manero hasta ahora?
La verdad es que el recorrido internacional de la película recién comienza. Tony Manero se estrenó en una sección no competitiva del festival de Cannes, llamada Quincena de Realizadores, después fue presentada en el Festival de Cine de Santiago, SANFIC, y luego en el Festival de Toronto y Tokio. En estos días estaré presentándola en San Sebastián, Hamburgo y Nueva York.
¿Qué premios has ganado hasta ahora con Tony Manero?
El premio a la mejor película en Toulouse del Cine en Construcción 2008. El premio a la mejor película y el premio del público en SANFIC, además de un premio al mejor actor en Tokio.
Según tus propias palabras en Chile se puede hacer una buena película con poco presupuesto ¿Por qué?
En Chile y en cualquier parte del mundo. Una buena película se puede hacer con muy poco dinero. Ciertamente contar con cierto presupuesto es muy relevante para la mayoría de las producciones, pero con una sencilla cámara de video y un buen director detrás de ella se puede hacer una buena película.
Según leí tu película ya se vendió y se estrenará en varios países, a parte de estar invitada a más de 60 festivales. ¿Por qué crees que tu producción, a pesar de ser una historia tan chilena y localista tiene tanto éxito afuera?
Honestamente no lo tengo tan claro, aunque sospecho que tiene que ver con la universalidad del tema. Para mí, la película se instala en un lugar alegórico que es comprendido y absorbido por mucho más gente de la que sospeché al principio. Viendo ahora mi película circulando por todo el mundo, pienso que la historia reciente de Chile, contrastada con el anhelo de un asesino amoral y desideologizado, resuena internacionalmente con fuerza.
¿Es verdad que en el Chile democrático de hoy en la televisión chilena no se puede mencionar la palabra dictadura o hablar del “dictador Pinochet”? ¿Es aún un tema tabú del que no se puede hablar abiertamente?
No es así. No al menos en todos los casos. Existen canales que tienden a tratar el tema con hipocresía y poca claridad, pero en general, se habla abiertamente y se dicen las cosas por su nombre.