"Yo admiraba su capacidad de inventar y describir mundos"
19 de junio de 2020Deutsche Welle: ¿Cómo surgió la oportunidad de traducir al alemán las novelas de Carlos Ruíz Zafón?
Peter Schwaar: Michi Strausfeld era agente de la editorial Suhrkamp y responsable de literatura española y latinoamericana. Ella descubrió a Zafón para el público alemán. Salió La sombra del viento, y me acuerdo de su frase literal: "He descubierto una perla. Hay que comprar y traducir este libro. Sería algo para ti". Pero, al principio, la editorial quería darle el encargo a otro traductor, que tenía mucho mérito ocupándose habitualmente de poesía y teatro, cosas que daban mucho trabajo y poco dinero, para que así tuviera la posibilidad de traducir una obra con muchas páginas. Pero él dijo que no quería hacerlo, que era un libro demasiado largo, así que me lo dieron a mí.
¿Qué impresión le produjo La sombra del viento la primera vez que lo leyó?
Me pareció fantástico, porque llevo décadas viviendo en Barcelona y conocía cada rincón que salía en sus páginas. Para un traductor es muy divertido que la acción se desarrolle en un sitio que conoce muy bien. Empecé a traducir y, como suele suceder durante el proceso, surgieron preguntas cuyas respuestas solo puede ayudarte a solucionar el propio autor.
Aparte de los lugares conocidos de su Barcelona de adopción, ¿qué le llamó más la atención de la escritura de Zafón en La sombra del viento?
Sería mentira si dijera que no me cautivó la historia, como a todos sus lectores. Todo ese mundo de literatura gótica… También ese lenguaje muy suyo. Nosotros, Carlos y yo, utilizábamos un término para describirlo, creo que fui yo quien lo inventó: "efectos especiales". Él inventaba imágenes que no existen, pero que ilustran de una manera muy singular lo que quería describir y narrar, tal y como hacen los efectos especiales en el cine. Lo que pasa es que estas cosas son difíciles de traducir, en el sentido de que la sensibilidad del lector de alemán es diferente de la del lector de español. Hay cosas que a un germanohablante le pueden parecer algo "kischt". En alemán existe la palabra Gratwanderung (N. de la A.: en sentido figurado, hacer equilibrismos), es como si caminaras por un sendero muy estrecho, en el que es difícil decidir qué es posible traducir literalmente y qué es lo que tienes adaptar para el lector alemán.
Ahí es donde entra su sensibilidad como nativo para hacer de puente entre ambos idiomas …
Sí, y también la del editor, que decía, por ejemplo: "No podemos dejar esto literal, si no, la crítica va a decir esto o lo otro"… Había cambios que yo le contaba a Carlos, como alguna modificación en una frase, y él parece que se enfadaba un poco, pero después hablábamos. Él entendía dónde yo tenía problemas, solía ser en esos "efectos especiales", que a veces en alemán no funcionaban, y él acabó aceptándolo. Ese era el reto con el que encontraba con su literatura: su estilo me daba problemas que no tenía con otros autores.
Pero usted es el traductor también de Eduardo Mendoza, de Bioy Casares y de muchos otros escritores de habla hispana, supongo que cada autor representa un reto distinto…
Sí, claro… Hay escritores que no ponen un sustantivo sin al menos dos adjetivos… (Risas), pero eso es algo normal en castellano. Si Carlos describía el cielo como una mortaja de color escarlata, sonaba muy bonito en español, pero yo me tenía que devanar los sesos para encontrar una traducción al alemán.
¿Sabe si la temática de sus libros tenía algo que ver con la propia vida de Zafón?
Él era un lector empedernido y creció junto a La Sagrada Familia. Es la imagen que veía en su infancia cuando se asomaba a la ventana. Para él era importantísima y tiene publicados cuentos de Gaudí.
¿Por qué cree que las novelas de Zafón conectaron con tantos millones de lectores, también en Alemania? Incluso Joschka Fischer, antiguo ministro de Exteriores y vicecanciller alemán, del partido Verde, se declaró admirador de su obra…
Fischer dijo algo así como: "Si empiezas a leer esta novela, no la dejas hasta terminar". Claro, una frase así de un ministro bastante conocido fue una publicidad estupenda… Carlos tenía un humor arrollador en persona, te podías reír con él, imitaba a gente, contaba cosas como si fuera un chiste. Era muy divertido y siempre lamenté que ese humor no apareciera más en sus novelas. Muchas veces nos mandábamos correos electrónicos y él firmaba como uno de sus personajes, Fermín, y yo me moría de risa… Yo admiraba su inventiva, su capacidad de crear mundos. Su novela Marina me parece una de las mejores, ahí inventa un universo fascinante. Creo que ese era su don: crear mundos y describirlos de una manera tan gráfica y convincente, que enganchaba a los lectores.
(few)
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