Esbjerg, el puerto danés que promete energía eólica
13 de julio de 2022El 18 de mayo pasado fue un día memorable para Jesper Frost Rasmussen, ese día cuatro jefes de gobierno y el Presidente de la Comisión Europea llegaron a Esbjerg. La ocasión: la firma de un documento estratégico sobre la expansión de la energía eólica marina. Para 2030, los Estados participantes del pacto quieren producir conjuntamente 65 gigavatios (GW) de energía eólica en el Mar del Norte, y para 2050 llegar incluso a los 150 GW. Una copia de esa Declaración de Esbjerg está enmarcada en el despacho de Rasmussen. Firmado por el Canciller alemán Olaf Scholz, la Primera Ministra danesa Mette Frederiksen y los Primeros Ministros de Bélgica y los Países Bajos, Alexander de Croo y Marc Rutte.
Rasmussen es el alcalde de Esbjerg y sabe que su ciudad desempeña un papel fundamental en estos planes porque es uno de los pocos puertos para la industria eólica marina en Europa. Desde aquí, gigantes de la industria como Vestas y Siemens Gamesa transportan turbinas eólicas, y el productor de electricidad Örsted suministra piezas de repuesto a unos 25 parques eólicos marinos. Se trata de cajas de cambios, generadores y cubos que pesan varias toneladas.
Los puertos alemanes, en cambio, están de capa caída. En Bremerhaven hubo una disputa sobre el desarrollo de un puerto eólico marino que duró años y acabó en los tribunales. Mientras tanto, algunas empresas del sector, como Prokon, Senvion y Windreich quebraron. En otros puertos alemanes tampoco pasa nada.
Esbjerg ha zarpado a tiempo. Durante décadas, la construcción de plataformas de petróleo y gas en el Mar del Norte fue determinante. Ahora, la energía eólica está tomando el relevo, tanto así que uno de cada nueve puestos de trabajo en Esbjerg está directamente relacionado con la energía eólica.
Gigavatio de hidrógeno y bombas de calor
Hace tiempo que los planes energéticos de Dinamarca van más allá y apuntan a emplazamientos para la producción de hidrógeno verde. Una parte de la creciente cantidad de energía eólica que llega a Esbjerg a través de cables submarinos se utilizará para la electrólisis del hidrógeno. Por ejemplo, el promotor de proyectos suizo H2Energy tiene previsto construir un electrolizador de 1 gigavatio (GW) en el puerto para 2024, el que dividirá el agua en sus componentes, hidrógeno y oxígeno. Sería uno de los más grandes del mundo.
Pero eso no es todo: la empresa de inversiones danesa CIP quiere construir en las cercanías otra planta de 1 GW que sintetizará en el futuro 600.000 toneladas anuales de abono verde a partir del hidrógeno generado por el viento.
Mientras tanto, Christian Udby, director general del proveedor regional de energía DIN Forsyning, adelanta el siguiente paso energético "Queremos utilizar el calor residual de los electrolizadores para el abastecimiento de calor a distancia en el futuro". La empresa tiene que actuar, porque el 1 de abril de 2023 se retirará de la red la central eléctrica de carbón del puerto, que antes suministraba aproximadamente la mitad del calor de la ciudad. De esta forma, una bomba de calor de agua de mar de 50 megavatios (MW), que se está construyendo en el puerto, va a tomar el relevo del carbón.
Desde la idea hasta la puesta en marcha habrán pasado apenas cinco años. A modo de comparación: en Hamburgo, que también está llevando a cabo ambiciosos planes para sustituir una central eléctrica de carbón, las bombas de calor fluviales son un problema desde hace mucho más tiempo. Sin embargo, habrá que esperar unos cuantos años más hasta que el proyecto se haga realidad allí.
(mn/jov)