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Tratado de seguridad entre Afganistán y EE.UU., un mal necesario

Florian Weigand (ERC)25 de noviembre de 2013

El acuerdo de seguridad entre Estados Unidos y Afganistán no satisface a todos los afganos; pero es un factor necesario para poder construir un futuro estable en ese país asiático, opina Florian Weigand.

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Imagen: DW/H. Sirat

¿Quién va a determinar el destino de Afganistán cuando las fuerzas de la OTAN se retiren? ¿Lo hará Irán, lo hará Pakistán o acaso lo harán los yijadistas unidos de todo el mundo? Confrontada con estas incógnitas, la Loya Yirga –la gran asamblea que reúne a los 2.500 líderes políticos, militares y religiosos de Afganistán a escala regional y nacional– votó de manera pragmática a favor de que sea Estados Unidos quien siga velando por la seguridad del país asiático.

Y es que, por mucho que a los afganos les haya dolido tomar esta decisión y aceptar las condiciones impuestas por Washington, ellos necesitarán la protección de los soldados estadounidenses más allá de 2014. Afganistán está todavía muy lejos de ser un Estado robusto y soberano. Hasta que alcance esa meta, la seguridad del país seguirá dependiendo de la presencia del "Tío Sam" en las cordilleras del Hindukush. Y no solamente porque adiestran a 18.000 militares y combaten directamente con los talibanes.

El pacto entre Kabul y Washington envía un mensaje contundente a Teherán y a Islamabad: quien le busque problemas a Afganistán se las tendrá que ver con Estados Unidos. El factor económico no es fácil de desestimar tampoco; mientras Afganistán siga estando en la mira de la comunidad internacional, seguirá recibiendo también ingentes recursos para reforzar a sus Fuerzas Armadas y auxilios financieros para impulsar su desarrollo.

La Loya Yirga reúne a los 2.500 líderes políticos, militares y religiosos de Afganistán.
La Loya Yirga reúne a los 2.500 líderes políticos, militares y religiosos de Afganistán.Imagen: MASSOUD HOSSAINI/AFP/Getty Images

La Loya Yirga debe haberse visto persuadida también al ver lo que ocurrió en otros países convulsionados del Medio Oriente cuando las tropas estadounidenses se retiraron: a falta de un acuerdo bilateral de seguridad, Estados Unidos sacó a sus soldados de Irak en 2011; desde entonces, la violencia sectaria y el caos impiden que el país se estabilice. Tras 35 años de guerra, terrorismo y destrucción, la Loya Yirga sabe que la población quiere paz.

También los estadounidenses tienen mucho que ganar con este acuerdo de seguridad. Tener a sus soldados apostados en la frontera afgana le permite advertirle constantemente a Pakistán –que ya tiene una bomba atómica– y a Irán –que seguirá enriqueciendo uranio bajo la mirada atenta de la OIEA– que Washington los está vigilando. Washington también ha impuesto condiciones para proteger a sus solados que indignan a muchos afganos; pero la Loya Yirga ha hecho grandes compromisos y las ha aceptado.

Aunque todavía hace falta que el Parlamento afgano apruebe el tratado bilateral, la influencia de la Loya Yirga es muy grande debido al prestigio del que goza entre los ciudadanos. Ni siquiera el presidente Karzai puede ignorar del todo sus dictámenes.