Triple Alianza: viejas y nuevas interpretaciones
1 de mayo de 2015Hace ahora 150 años, Brasil, Argentina y Uruguay se unieron para luchar contra Paraguay en la que fue la peor guerra de la historia de América del Sur. El 1° de mayo de 1865, los tres países firmaron en Buenos Aires el Tratado de la Triple Alianza, que trazó la dirección del conflicto y lo convirtió en una larga y sangrienta guerra.
Hasta finales de la década de 1980 y principios de 1990, el análisis de la Guerra de la Triple Alianza se realizó desde dos perspectivas: por un lado, una perspectiva nacionalista, que echaba la culpa a Paraguay; por otro, una visión "revisionista" que consideraba que el conflicto fue el resultado del imperialismo británico y su modelo capitalista.
Hoy en día, los historiadores tratan de desmontar los mitos que se han perpetuado en el continente sudamericano desde el final del conflicto. Algo que solo ha sido posible desde que se ha tenido acceso a los archivos y documentos bloqueados por los gobiernos durante la Guerra Fría y la época de las dictaduras latinoamericanas.
Así, historiadores paraguayos, argentinos, brasileños, uruguayos, europeos y estadounidenses comenzaron a reescribir la historia de la guerra partiendo de un análisis empírico de los hechos históricos, y dejando de lado la idealización del conflicto.
“Esos historiadores son profesionales influidos por ideas y conceptos existentes en sus países, pero que al mismo tiempo tienen una formación académica que les permite evitar distorsiones en el análisis del pasado”, dice el historiador Francisco Doratioto, de la Universidad de Brasilia (UNB).
El análisis histórico
Recientemente, los investigadores han aclarado cuestiones controvertidas acerca de la Guerra de la Triple Alianza. Un ejemplo son las razones que tuvieron Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay para librar una lucha sangrienta hasta 1870, y que desmienten la idea de la participación británica en el conflicto.
“La guerra de la Triple Alianza se puede interpretar como la culminación de un proceso histórico que se remonta a 1820, momento en el que se produjo la formación de los estados nacionales en la región”, explica Doratioto, y agrega que existen diferentes interpretaciones sobre ese aspecto. “Mientras que algunos le dan mas énfasis al aspecto geopolítico y otros advierten de la importancia de los procesos económicos, de lo que no tienen duda los historiadores que trabajan en el tema es que la guerra tenía causas regionales”, añade.
Los conflictos en la región del Río de la Plata eran comunes en el siglo XIX. La guerra de la Triple Alianza, al igual que muchas otras, comenzó siendo un conflicto pequeño. En octubre de 1864, Brasil invadió Uruguay para defender a los ciudadanos brasileños que vivían en el país, y que se estaban viendo envueltos en una guerra civil. En represalia por la invasión, Paraguay tomó en noviembre de ese mismo año el vapor brasileño Olinda de Pombal. En diciembre, el dictador paraguayo Francisco Solano López declaró la guerra a Brasil e invadió Mato Grosso do Sul.
Guerra declarada
En marzo de 1865, Paraguay invadió la provincia de Corrientes, en Argentina. Esta invasión fue el detonante de la firma del Tratado de la Triple Alianza, que hizo que el conflicto se convirtiera en una guerra con la participación de todos los países de la región.
La firma del tratado tuvo lugar el 1° de mayo de 1865. Por la insistencia de Brasil, el documento estipulaba la destitución de Solano López al frente del gobierno paraguayo, limitando así las posibilidades de alcanzar una solución diplomática para el conflicto.
“Este fue el primer tratado de cooperación importante entre Brasil y Argentina. Era una carta de intenciones en la que se declaraba que las armas no serían depuestas hasta que el gobierno de Solano López fuera derrotado”, dice el historiador Vitor Izecksohn, de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
Efectivamente, la guerra solo terminó con la muerte de Solano López en 1870. El conflicto produjo un gran impacto en diversos grados y formas, en todos los países involucrados. En un sentido más amplio, definió las fronteras de la región, y provocó la ruina de Paraguay.
Tragedia paraguaya
Gran parte de la población paraguaya murió como resultado de la guerra, no solo en combate, sino también a causa de las enfermedades y el hambre. Se estima que el país perdió el 90 por ciento de su población masculina. “Eso convierte al conflicto en una guerra moderna, con un gran número de muertos civiles. Fue realmente devastador para Paraguay”, dice el historiador Hendrik Kraay, de la Universidad de Calgary.
Más allá del costo humano, la guerra dañó la economía, poniendo fin al modelo de desarrollo que había sido adoptado hasta entonces por el gobierno paraguayo. Para Brasil, la guerra fue fundamental para la caída del Imperio, ya que el Ejército salió fortalecido y pudo presumir de un orgullo institucional del que carecía previamente.
El conflicto también fue importante para la unificación de Argentina, e impulsó su modernización y su desarrollo económico. “Lo más irónico es el caso de Uruguay, que fue supuestamente el país que provocó la guerra, y que tras su fin quedó más o menos como antes”, dice el historiador Thomas Whigham, de la Universidad de Georgia.
Las relaciones actuales
La Guerra de la Triple Alianza no solo sigue muy presente en la memoria de Paraguay, sino también en la de Argentina y Uruguay. “Los partidos políticos que ahora están en el poder o en la oposición también lo estaban en los siglos pasados. Por tanto, el Río de la Plata no es solo un tema histórico, que tiene que ver con la guerra, sino que aún sigue presente en temas de la política actual", dice Dorioto.
Esta memoria, sin embargo, no impide que los países convivan en relativa armonía. El mayor ejemplo de la integración regional es el Mercosur, originalmente compuesto por los cuatro países involucrados en el conflicto del siglo XIX.