Tropas de paz para Darfur
2 de agosto de 2007Luxemburger Wort, de Luxemburgo: “Darfur es símbolo del África del asesinato, de la guerra, de los desplazados, de la masacre y la tortura. Al mismo tiempo fue símbolo de una comunidad internacional paralizada, ineficiente y carente de voluntad. Ello ha cambiado desde la resolución 1769, aprobada por unanimidad en la ONU. Desde esta perspectiva, el mandato otorgado para el emplazamiento de 20.000 soldados es, desde ya, un paso histórico y sin precedentes, por utilizar las palabras del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon. (…) La resolución constituye sobre todo un avance para la Unión Africana, para África y para la gente de Darfur. Pero el que se haya roto un muro de resistencia no garantiza el éxito de un proceso político. (…) Los soldados en terreno y la población de Darfur necesitan que se siga ejerciendo presión desde Washington, Londres y París. Y por qué no también desde Pekín".
El imán del petróleo
Rhein Zeitung, de Coblenza: “Los motivos de los actores principales no son sólo de índole humanitaria. La ONU desea mejorar su imagen ajada tras el desastre de Ruanda en 1994. Los chinos están dispuestos a casi todo, si mantienen el acceso al petróleo sudanés. Los estadounidenses desearían poner un pie en el umbral de este país africano tan rico en materias primas, aunque sea a través del rodeo de la ayuda humanitaria. Y el gobierno de Jartum probablemente sólo ha dado su consentimiento porque el mandato de la ONU es tan ‘blando’ que no amenaza con limitar sus prerrogativas de poder. (…) Para evitar que la gente muera en masa, las tropas internacionales tendrían que desarmar a todas las milicias. Pero justamente eso no se le permite. Esa falla de nacimiento que podría conducir a que la misión de Darfur tranquilice nuestra conciencia, pero no reporte paz.”
Mandato insuficiente
De Volkskrant, de La Haya: “Ni el mandato ni las dimensiones de la misión bastan para forzar el establecimiento de la paz. No se contempla el desarme de las milicias. Para lograr un arreglo entre las partes en combate se requiere, sobre todo, la cooperación del gobierno sudanés, que sigue comportándose en forma muy ambigua. Los intentos de presionar al gobierno, de ser necesario mediante sanciones, se toparon en el Consejo de Seguridad de la ONU con la resistencia de China (el mayor comprador de petróleo sudanés) y de Sudáfrica. (…) Dentro de poco ya no será posible una retirada, pero tampoco hay perspectivas de solución del conflicto. No obstante, hay un atisbo de esperanza de que por fin se pueda brindar a la población de Darfur la ayuda que añora desde hace tanto tiempo.”
El papel de China
Die Presse, de Viena: “La mayor esperanza de paz se deriva del cansancio que está provocando la guerra, según se escucha decir tanto en el bando gubernamental como en el de los rebeldes. A pesar de todo el pesimismo realista que procede tener el caso de Sudán, la nueva cohesión internacional también podría desencadenar una dinámica positiva. China, que durante tanto tiempo defendió a su proveedor de petróleo sudanés, ha asumido por fin responsabilidad y ha hecho valer su influencia en Jartum. Sin la presión china, el gobierno islamista de Sudán no habría accedido al envío de tropas de la ONU. Desde el punto de vista de la política mundial, éste es probablemente el aspecto más significativo de la resolución sobre Darfur: la entrada de China, en calidad de socio, a la escena internacional.”