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Trump, AMLO y el TLCAN: ¿tierra a la vista?

Enrique Anarte
25 de julio de 2018

El TLCAN ha sido uno de los principales puntos de fricción entre México y EE.UU. Ahora que Trump parece haber tendido la mano, muchos se preguntan hasta dónde llega su compromiso.

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NAFTA
Imagen: Judi Bottoni/AP Photo/picture alliance

Donald Trump es un hombre impredecible. Y en México lo saben de primera mano. Por eso, cuando llegan buenas noticias, los mexicanos se lo piensan dos veces antes de descorchar la botella de champán.

A un lado y a otro de la frontera mexicano-estadounidense, las buenas palabras recientemente intercambiadas entre el mandatario de Estados Unidos y el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), han insuflado cierto optimismo respecto a una de las polémicas que ambos vecinos arrastran desde hace meses: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, también conocido por su acrónimo en inglés, NAFTA). En un intercambio de cartas, acompañado por declaraciones de los portavoces de ambos, los líderes han dado a entender que será posible la cooperación entre ambas capitales para dar soluciones a un asunto que parecía enquistado.

La pregunta, para muchos, es qué significa esta repentina cercanía. "Es un acercamiento personal”, sostiene Günther Maihold, subdirector de la berlinesa Fundación Ciencia y Política (SWP), pero no es un hito en cuanto al proceso de negociación que está en marcha, ni nos deja una impresión clara respecto a cuál va a ser el desenlace final”.

Un cambio de actitud imprevisto

El TLCAN está vigente desde 1994 entre Estados Unidos, México y Canadá, pero empezó a renegociarse el año pasado a insistencia de Trump, que ha sido especialmente crítico con el acuerdo. Está previsto que este jueves (26.072018) se reanuden en Washington las conversaciones para la actualización del tratado

¿Qué ha hecho a Trump cambiar de actitud? Según Jesús Gallegos, profesor de Política en la UNAM, parte de esto tiene que ver con el contexto político interno. "Nos encontramos a meses de una elección parcial que puede modificar el equilibrio de poderes si el Congreso estadounidense, en particular la Cámara de los Representantes, es ganado por los demócratas”, continúa. Eso podría reducir el margen de actuación del controvertido presidente. Pero también la respuesta internacional, desde Asia y Europa, a las iniciativas proteccionistas de Trump han influido en este viraje, cree el docente. Y señala, además, un tercer factor: las relaciones económicas de ciertas regiones estadounidenses con la economía mexicana. Para Estados como California o Arizona, "una condición importante de su desarrollo son las dinámicas que tienen con México”, subraya el docente.  Algo a tener en cuenta en las próximas elecciones, en las que se juega mucho.

No obstante, Gallegos insiste en que no hay ninguna razón para esperar que esta actitud de Washington sea sostenible más allá del corto plazo. "Soy escéptico respecto de que este idilio, esta luna de miel, vaya a durar mucho”, confiesa el mexicano. En este sentido, señala que serán importantes las condiciones en las que se desarrolle la presidencia de López Obrador, que asumirá su cargo el próximo 1 de diciembre. "Hay muchas situaciones de orden social y económico que AMLO no va a poder resolver en el mediano plazo”, explica, lo cual, en su opinión, llevará a un viraje nacionalista al sur de la frontera. Y una posición nacionalista a ambos lados de la sala de negociación no parece el escenario más propicio para posibles concesiones mutuas.

Sobre la mesa hay asuntos que generan controversia para uno u otro. Los expertos consultados por DW citan varios: las condiciones de trabajo, los centros de producción, las cuestiones de seguridad y la cooperación en inteligencia, las inversiones y la migración. Esta última, una de las banderas de Trump más populares entre sus votantes, no parece haberse modificado un ápice: "No va a dejar de considerarlos una amenaza”, opina Gallegos.

Los detalles técnicos, la clave

¿Cómo podría López Obrador intentar sacar adelante este proyecto?  Gallegos cree que "tiene que ofrecerle (a Trump) unan cooperación subordinada”. Paradójicamente, sigue, "la izquierda siempre cuestionó el carácter servil del Gobierno de México”. Transformar esto, sin embargo, es más complejo: "En los últimos años nos estamos encontrando con que es difícil romper un esquema de cooperación bajo esos términos, dadas las asimetrías económicas y de poder”. Pero esta relación de subordinación no sería buena para México, además de poner a AMLO en una contradicción.

Ambos expertos coinciden en que, para empezar a ver algo de luz al final del túnel, las discusiones tienen ahora que entrar en el detalle. Gallegos recuerda que habrá que tener en cuenta que en México existen "sectores estratégicos, como el automotriz”, que pueden dotarle de una posición de fuerza en la negociación, dadas las fuertes inversiones desde Alemania o Francia. Un caso similar sería el del turismo, con importantes inversiones desde España. Pero no toda la economía mexicana puede permitirse una hipotética independencia del gigante norteño: "Otros sectores productivos son completamente dependientes de la relación económica y comercial con EE. UU.”.

Para Maihold, la clave está en los equipos de negociación, que podrán abordar las negociaciones en sí, más allá del discurso político de los gobernantes. El alemán cree que serán estos equipos "quienes tengan la responsabilidad de convencer a sus respectivos gobernantes de que seguir en el Tratado es beneficioso para el país”. Lo que no sabemos es si serán capaces de ello. En cualquier caso, harán falta algo más que cumplidos: "Un tratado de libre comercio es un trabajo técnico, y ninguno de los dos, ni Trump ni López Obrador, está en ese nivel”.

Autor: Enrique Anarte (CP)

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