El ministro alemán de exteriores, Guido Westerwelle, critica la dureza usada en Turquía para reprimir las protestas, que daña la imagen del país en su interior y en Europa. El Bundestag condenó asimismo la violencia. La policía de Estambul volvió a utilizar tanquetas lanzaaguas, gases lacrimógenos y pelotas de goma contra miles de manifestantes. Es difícil prever el final del conflicto.