Una cuestión de reconocimiento
18 de febrero de 2013En la página de Facebook de su antigua escuela en Turquía, Yusuf Günay publicó su experiencia en Alemania, “para que la gente sepa lo que le espera aquí”. Günay es uno de los primeros profesionales extranjeros cuyo título fue reconocido por la nueva ley alemana. Tiene 38 años y es dibujante de arquitectura.
Pero hace dos años Günay era considerado un trabajador no calificado y debió por tanto dedicarse a labores de limpieza en hospitales, centros deportivos o a la albañilería; todo porque “lo principal es tener trabajo”.
En el 2012, el consulado turco le informó que debido a una nueva ley los ciudadanos de países no pertenecientes a la Unión Europea también tenían derecho a un proceso de reconocimiento y homologación de títulos. La FOSA (Foreign Skills Approval), con sede en Núremberg, es la institución encargada en las Cámaras Alemanas de Industria y Comercio de la homologación de títulos no académicos y técnicos.
La organización recibió hasta finales de 2012 cerca de 2000 solicitudes.
Reconocimiento parcial de títulos también trae ventajas
El título que Yusuf Günay adquirió hace 20 años sólo equivale en parte al título alemán de hoy.
Antes no había la posibilidad de aprender técnicas de dibujo por computadora. Pero según la cámara, un reconocimiento parcial también tendría sus ventajas: para muchos empleadores es suficiente con saber que el trabajador tiene conocimientos y que los faltantes pueden ser compensados a través de cursos.
La mayoría de los interesados en convalidar títulos suele provenir de las áreas de medicina, ingeniería, enfermería y pedagogía; carreras que tienen un mercado laboral fuertemente regulado.
Cada caso es único
La brecha que existe entre el número de peticiones y las pocas respuestas positivas tiene varias explicaciones. En sus primeros meses de existencia, el proceso de reconocimiento no marcha fluidamente.
De presentarse diferencias radicales entre el título extranjero y el alemán, el centro de admisión de Nuremberg decide si se puede compensar con experiencia laboral certificada o con cursos de capacitación. Dado que los solicitantes provienen de 68 países y 110 profesiones distintas, cada caso es realmente único.
Muchos inmigrantes buscan asesoría, pero no todos se arriesgan a presentar una solicitud. Los costos y la incertidumbre de si obtendrán una respuesta positiva terminan por desanimar a muchos. En el caso de Yusuf Günay, éste tuvo que pagar trámites por 420 Euros y una cifra similar en traducciones y autentificaciones.
Ofertas por montón
Alemania ofrece un rico abanico de posibilidades de educación para todos aquellos que quieran convalidar un título académico o necesiten actualizar sus conocimientos. El país cuenta con cerca de 25.000 instituciones de educación superior y de aprendizaje técnico.
Las becas también podrían ayudar a que taxistas con títulos de ingeniero o empleadas domésticas con títulos de doctorado aspiren a un trabajo de su nivel académico. A pesar de ello, los casos son poco comunes. La fundación Mercator ofreció el pasado semestre de invierno 32 becas a inmigrantes académicos para continuar estudios en las universidades de Duisburgo-Essen y Ratisbona. La fundación Otto-Benecke y el senado de Hamburgo son otras dos de las escasas opciones.
Los empleadores tiene la última palabra
El patrocinio por parte de las empresas también es una posibilidad. En últimas son los empleadores los que se lamentan por la falta de profesionales en el país. Serán ellos los que finalmente decidan si las homologaciones surten efecto o no.
Yusuf Günay, que por el momento trabaja como conserje en la alcaldía de la ciudad de Bonn, ya presentó su nueva documentación en la oficina de recursos humanos y espera que pueda tener acceso ahora a una mejor oportunidad laboral. “No influye en nada que cambien las leyes, si los empleadores no abren las puertas a los profesionales con títulos extranjeros” puntualiza Yusuf.
Autora: Matilda Jordanova-Duda/ Julieta Romero
Editpra: Emilia Rojas