UE-Colombia: elecciones para una paz geoestratégica
25 de mayo de 2018En Colombia está una misión de observación electoral de la Unión Europea. En el marco de una relación bastante estrecha y de apoyo sin ambages a la implementación del proceso de paz que vive el país, esta misión de observación, ¿es una más en la lista de visitas europeas de las muchas que ha habido en el último tiempo al país?
"Colombia es geoestratégicamente muy importante; tiene una economía creciente y todas las condiciones para desarrollarse”, dice a DW José Inacio Faria, a título personal, de camino hacia Bogotá. "Debido a la inestabilidad, nuestro equipo no podrá visitar una ciudad en la zona norte, por ejemplo”, agrega el eurodiputado portugués. "Estamos con preocupación en torno del proceso de paz”, añade.
Un proceso querido
Cabe recordar que en noviembre de 2015 la diplomacia europea decidió tener un representante permanente para apoyar el proceso; poco después, en enero de 2016, los 751 diputados de la Eurocámara dieron su voto al apoyo al proceso iniciado por el presidente Juan Manuel Santos.
Y cuando el plebiscito para refrendar los acuerdos, una misión de apoyo a la paz estuvo en el país. Tampoco hay que olvidar el paquete global de ayuda europea a la paz del país: éste engloba 600 millones de euros (95 en subvenciones; 28 para el instrumento de estabilidad y paz; 400 de créditos del Banco Europeo de Inversiones; 67 de cooperación).
¿Fue siempre así?
¿Fue siempre así el apoyo unánime a la paz colombiana? "Cuando las negociaciones del acuerdo de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC con Manuel Marulanda, visitamos la zona de San Vicente del Caguán. Nos pareció que los diez puntos que defendían -separación de poderes, reforma agraria, acceso a las elecciones- no suponían desmedro de valores democráticos. Y por eso decidimos apoyar ese proceso”, cuenta a DW Pedro Marset, en ese entonces eurodiputado vicepresidente de la Delegación para la Relaciones con América Latina.
"Todo cambió radicalmente cuando, después del 11 de septiembre de 2001, la presión de Estados Unidos logra que las FARC entren en la lista negra de organizaciones terroristas de la UE”, sigue Marset. En esa lista estuvieron 15 años. En plena contienda electoral, y después varios secuestros –entre ellos el de Ingrid Betancourt- los diálogos de paz fracasan definitivamente. Y la UE apoya la decisión de Pastrana.
No obstante, en 2004, el pedido de más apoyo por parte del entonces presidente Uribe -concretamente para el Plan Colombia y su enfoque en la seguridad democrática- no tuvo mucho apoyo. Si bien la seguridad del país había mejorado y había desmovilizado las fuerzas paramilitares, el balance de violencia y violaciones a derechos humanos dejaba mucho que desear.
Con bemoles
"Había una sensibilidad y conciencia de que el Plan Colombia y el presidente Uribe estaban teniendo un impacto muy negativo sobre la sociedad colombiana. Que el tema del narcotráfico como el de la paz con las FARC no podía ser realizado con ese método. Había una gran sensibilidad en relación a los derechos humanos” cuenta a DW Mónica Frassoni, actualmente presidenta del Partido Verde Europeo.
Por ello, en febrero de 2004, sólo la bancada conservadora se quedó a escuchar al presidente Uribe. Los otros, con bufandas blancas, abandonaron el hemiciclo. "Cuando nos vio a todos con las bufandas blancas fue muy impactante para él. También para el Parlamento Europeo como voz de la comunidad internacional”, recuerda la entonces eurodiputada miembro de la delegación para las relaciones con Sudamérica.
Aunque países europeos como Alemania, por ejemplo, sí respaldaron el plan de pacificación de Uribe, "la UE no le dio en ese momento apoyo porque no vio indicadores de éxito”, explica por su parte Faria.
El momento oportuno
No obstante, la preocupación por la paz colombiana se mantuvo: entre el 2002 y el 2017, la UE y sus Estados miembros han respaldado (con 1500 millones de euros) la consolidación de la paz en el país, atacando las fuentes del conflicto: sus proyectos se centraron en desarrollo rural, fortalecimiento de las instituciones y los derechos humanos. El apoyo abierto a una nueva negociación de paz se dio cuando "Juan Manuel Santos mostró garantías de que iba a ser un éxito. Entendimos que ése era el momento oportuno”, sigue Faria, miembro de la Asamblea EuroLat.
Aunque se sabía que la paz no iba a llegar con la firma de los acuerdos, la situación actual preocupa. ¿Cuál es el peor riesgo para la paz? "El papel de las fuerzas paramilitares y la falta de consideración para punir sus excesos es un elemento negro del debate político y social de Colombia”, responde Frassoni. "Que resurja el paramilitarismo para obstaculizar la aplicación de los acuerdos”, señala Marset.
"Los grupos insurgentes aún activos, el narcotráfico y la inestabilidad de la región”, responde Faria subrayando la presión adicional que supone en este delicado momento la crisis venezolana. "Colombia tiene mucho potencial y ha hecho grandes esfuerzos. Pero para su desarrollo necesita paz social”, dice Faria, "y de unas elecciones lo más tranquilas posibles”.
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