UE: ¿Pasaportes en venta?
16 de enero de 2014La empresa Henley y Partner tiene su residencia fiscal curiosamente en la isla de Jersey, un paraíso fiscal en el canal de la Mancha. Afirma ser la agencia más grande del mundo para comprar una nacionalidad y, en su página web, anuncia sin pudor un pasaporte de Malta: “Conseguirá acceso a los 28 países de la Unión Europea”, decía el anuncio. Pero no solo eso. Con los acuerdos suscritos por Malta, el permiso de libre circulación se extiende además a Estados Unidos y otros 68 países.
Los requisitos exigidos para conseguir la nacionalidad maltesa son laxos. Los candidatos prácticamente ni siquiera tienen que pisar su nuevo país, aparte de para firmar un par de papeles. Pero en comparación con otros, el precio de ser maltés es relativamente alto: 650.000 para el solicitante, 50.000 para el cónyuge y 25.000 por hijo. Un precio que fue posteriormente aumentado por el premier de la isla, Joseph Muscat, ante las críticas iniciales de la UE. Además de la “cuota de entrada”, los solicitantes deberán invertir 850.000 euros a largo plazo en Malta.
Crítica del Parlamento Europeo
Por parte del Parlamento Europeo, la crítica no se hizo esperar, exigiendo a los países de la Unión detener la aplicación de programas similares. El eurodiputado alemán Manfred Weber (CSU) se dirigió directamente a los malteses, afirmando que Malta es un gran país con un gran desarrollo de los derechos civiles. “Su nacionalidad es valiosa. Deberían estar orgullosos de ser malteses y europeos. Les pido que le digan al Gobierno que la nacionalidad no se vende y que termine con esa legislación”, dijo.
También en contra se mostraba la diputada socialdemócrata Emine Bozkurt. En pleno debate sobre la libre circulación de ciudadanos dentro de Europa, no se pueden malvender nacionalidades. “¿Quieren realmente los estados miembros que un ruso aterrice con su jet privado y compre un pasaporte, mientras refugiados que llegan en cayuco por el Mediterráneo tienen que volver atrás?”, cuestionó la holandesa. Mientras la Unión lidia con la libre circulación de búlgaros y rumanos,”por otro lado pone precio a los pasaportes y eso me preocupa mucho”, acotó.
No habrá invasión
El ministro de Finanzas de Malta, Edward Scicluna, trató de restarle peso al asunto en diciembre de 2013 ante el Parlamento Europeo. Cada año, alegó el ministro, Malta concede mil nacionalidades. Sobre todo por matrimonios con malteses. A esta cifra se le sumarían entre 20 y 50 inversores. “No quiere decir que vayan a venir muchos chinos a comprar un pasaporte para entrar en Europa. Eso no va a pasar”, aseguró Scicluna.
Sin embargo, el paquete inicial del Gobierno maltés eran 1.800 pasaportes, que supondrían ingresos de cerca de 1.000 millones de ingresos. “No tiene nada que ver con las finanzas del Gobierno ni con el déficit”, aclaró Scicluna en Bruselas. Para quien sí sería un negocio es para Henley y Partner, con cerca de 70.000 euros en comisiones. Aunque la última decisión sobre la nacionalidad la tienen los funcionarios malteses. Y para ello, los candidatos necesitan una buena reputación, aclara Henley y Partner a los clientes potenciales.
Más común de lo que parece
Para el premier de Malta, Joseph Muscat, la discusión desatada no tiene sentido: “No es verdad que Malta vaya por un rumbo equivocado. Hay muchos Estados que lo hacen”. Otros países como Portugal, Gran Bretaña, Chipre, Bulgaria, Austria y Bélgica ofrecen la nacionalidad a cambio de inversiones. Pero los periodos de espera son más largos, los requisitos más estrictos y los precios muy diferentes. Mientras en Portugal basta con comprar inmuebles por valor de 500.000 euros, en Gran Bretaña se necesita casi un millón.
En el caso de Alemania, la Oficina Federal de Migración aclara que no hay negocios relacionados con la nacionalidad. Pero, aun así, existen excepciones para tramitarla por razón de “interés público” y con ello, sortear el plazo de ocho años de residencia necesario. En cuanto a la viabilidad legal, Europa no tiene influencia sobre esas decisiones, aclaró el portavoz de la Comisión Europea Michele Cercone: “Los miembros tienen plena soberanía a la hora de decidir quienes serán sus ciudadanos. Las sentencias del Tribunal Europeo han confirmado varias veces este derecho de los estados miembros”.