UE y Gran Bretaña: ¿no hay trato?
19 de febrero de 2016En lugar de un cierre rápido, las negociaciones entre Gran Bretaña y la Unión Europea se interrumpieron esta tarde y se alargaron porque aún no hay resultados concretos. Los participantes se pusieron de acuerdo en permanecer una noche más en Bruselas. El primer ministro británico, David Cameron, solo estaba dispuesto a un acuerdo si a Gran Bretaña se le da lo que pide. Y sabe que los euroescépticos y gran parte de los medios se abalanzarán sobre él si el resultado es poco beneficioso para su país. Por eso, estas conversaciones se tornan dramáticas, en vista de que Cameron debe presentarse como un negociador exitoso ante la opinión pública y la ciudadanía británicas.
Puede decirse que a los 27 miembros de la UE no les falta buena voluntad en este asunto. No hay ningún país que vería con buenos ojos que Gran Bretaña abandonase la Unión Europea. Por otro lado, a los distintos jefes de Estado y de Gobierno de la UE les queda claro que no accederán a cualquier tipo de exigencia de los británicos.
Pero no todas las demandas de Cameron son igual de de importantes ni igual de problemáticas. El deseo de más competitividad a nivel europeo, por ejemplo, es positivo, aunque nadie sabe bien de qué modo hacerlo realidad. Tampoco la intención de no formar parte del objetivo oficial de estrechar la cooperación entre los países de la UE parece ser un obstáculo insuperable.
Pero las alarmas suenan en algunos países al ver que Gran Bretaña, que no pertenece a la eurozona, podría torpedear las decisiones de los países de la comunidad monetaria con su veto. Los intereses de Gran Bretaña se dirigen, en ese contexto, principalmente a proteger a su sector bancario, sagrado para ese país porque genera grandes ingresos. Sobre todo Francia quería que los bancos británicos se sometieran a la vigilancia de las instituciones europeas a fin de evitar una ventaja de Londres sobre el resto del continente. Ese es uno de los motivos de la interrupción de las negociaciones.
Merkel apoya a Cameron
En estas negociaciones hay aspectos cuyas consecuencias solo pueden ser analizadas por expertos. Sin embargo, todos los ciudadanos europeos conocen bien el tema de las prestaciones sociales. Durante la reunión se constató que también hay otros países de la UE que están interesados en una reforma, tanto del pago de la asignación mensual por hijo a ciudadanos extracomunitarios cuyos hijos no viven en el país.
Los británicos quieren que el monto de la asignación por hijo se rija por el estándar de vida en el país de origen. De ese modo, los países ricos, con altas prestaciones sociales, ahorrarían dinero. La canciller alemana, Angela Merkel, apoya “especialmente la cuestión de la equiparación de la asignación mensual por hijo”, y también lo hace Austria. El primer ministro danés, Lars Lökke Rasmussen, llamó esa idea poéticamente “una flor en mi jardín”.
Pero las tensiones se hacen notar en los rostros de muchos participantes de esta rueda de negociaciones y no solo porque las noches son cortas. Muchos temen que, de lograrse un acuerdo, las concesiones hechas a Londres podrían transformarse en una caja de Pandora y desencadenar una avalancha de exigencias.
A todo esto, ni si quiera queda claro si Cameron podrá convencer a sus propios conciudadanos. El primer ministro belga, Charles Michel, dijo: “Si los británicos dicen No al referendo acerca de la permanencia del Reino Unido en la UE, el texto se evaporará automáticamente. No podemos permitir que otros países utilicen ese texto como base para acciones hostiles contra Europa”. Y añadió que “no se debería permitir otro drama de este tipo en los próximos meses o años”. Sin importar cuánto tardarán la UE y Gran Bretaña en llegar a un acuerdo, todos esperan que ese drama nunca más se repita.