Venezuela: Maduro se bate en duelo con Guaidó y con Trump
24 de enero de 2019En Venezuela, la larga guerra entre poderes ha alcanzado un punto crítico. El forcejeo que comenzó en 2016, cuando el partido oficialista empezó a restringir las facultades del Parlamento local –el único órgano estatal de mayoría opositora–, ha desembocado en un duelo por el control del Ejecutivo: este miércoles (23.1.2019), el hombre fuerte de Caracas, Nicolás Maduro, anunció la ruptura de las relaciones diplomáticas entre su país y Estados Unidos, dándole un plazo de 72 horas a sus emisarios diplomáticos para abandonar el territorio nacional. Poco después, Juan Guaidó, máxima autoridad de la Asamblea Nacional y presidente autoproclamado de la república, declaró nulo ese pronunciamiento, insistiendo en que Maduro usurpa la jefatura del Gobierno.
El Secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, secundó a Guaidó y aseguró que el personal de la embajada estadounidense en Caracas no sería repatriado. Muchos se preguntan si la Casa Blanca puede ignorar la orden de un mandatario tan flagrantemente. Según el analista político Juan Carlos Hidalgo, la respuesta salta a la vista: “Estados Unidos desatiende las palabras de Maduro precisamente porque ya no reconoce su autoridad ejecutiva, sino la de Juan Guaidó”, señala este experto en asuntos latinoamericanos del Instituto CATO, de Washington. “Esa decisión del Gobierno de Donald Trump va a determinar cómo se desenvolverán los acontecimientos en Venezuela en los próximos días”, acota Hidalgo con un dejo de preocupación.
Futuro tan cercano como incierto
¿Qué puede pasar cuando se venza el lapso que Maduro les dio a los diplomáticos estadounidenses para irse del país? “Si el régimen chavista les revoca sus visas y las fuerzas de seguridad venezolanas entran a la embajada para obligarlos a salir, podría tener lugar un enfrentamiento muy serio entre ambas naciones; las consecuencias serían impredecibles”, apunta Hidalgo. “Si Estados Unidos no va a retirar a sus diplomáticos, debería al menos suspender las actividades de su embajada en Caracas para reducir las posibilidades de que su personal sea objeto de maltratos. Aunque esa embajada es muy grande y difícil de sitiar, allí puede haber problemas”, advierte Javier Corrales, profesor de Ciencia Política en el Amherst College de Massachusetts.
Hidalgo y Corrales dicen poder imaginarse escenas como las que se vieron entre 1979 y 1981, durante la toma de rehenes en la embajada estadounidense de Teherán. Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos (SSI) del Army War College de Estados Unidos, especializado en la investigación del acontecer latinoamericano, aclara que aquel suceso corrió por cuenta de un grupo desordenado de manifestantes. “En Venezuela”, alerta el docente, “podría ocurrir algo más peligroso, con el involucramiento de agentes apertrechados con armamento pesado”. Ellis recuerda que, pese a no contar con un mandato legítimo, Maduro y los generales a su alrededor siguen teniendo el control militar del territorio venezolano.
¿Demasiado aplomo?
“Estados Unidos pone a sus diplomáticos en riesgo al respetar la voluntad de un Gobierno interino como el de Guaidó, que, aunque legítimo, no puede ejercer su autoridad en toda Venezuela. Por otro lado, desde la perspectiva del Derecho internacional, si Maduro agrediera a la embajada de Estados Unidos en Caracas o a sus trabajadores, Washington tendría el derecho de coordinar acciones con Guaidó para responder a ese ataque”, esgrime Ellis. “Esta es una partida de ajedrez muy compleja”, subraya. Corrales trae a colación que, antes de cualquier maniobra militar, Estados Unidos todavía tendría un embargo petrolero contra el establishment chavista como último as bajo la manga. Menuda constelación de barajas la que le ha tocado a Guaidó en esta mano.
La confianza que el ingeniero de 35 años exhibe en sí mismo causa extrañamiento, dentro y fuera de Venezuela. Su aplomo es casi excesivo para un principiante como él, piensan algunos. “Sin embargo, tengo entendido que él es menos novato en términos políticos de lo que parece. Yo no creo que sea un advenedizo. Al parecer, Voluntad Popular lo había venido entrenando; él hizo carrera política en la Asamblea Nacional y ha conversado mucho con los grandes políticos”, sostiene Corrales. No falta quien sospeche que Guaidó ha tenido más de un roce con el poder en Washington. “No sé si ese rumor es cierto, pero tampoco me sorprendería. Hay indicios de que hubo algún tipo de coordinación”, agrega el especialista de Massachusetts.
Ellis no cree que Guaidó haya estado expuesto a la élite política estadounidense como parte de su adiestramiento en estas lides, pero comparte la opinión de Corrales en lo que respecta a la madurez demostrada por el dirigente del partido Voluntad Popular. “Francamente, yo respeto su coraje. Él conoce bien los peligros que lo acechan. Guaidó podría ser arrestado, torturado o asesinado. Todo podría salirle muy mal. Por eso pienso que sería injusto con él sugerir que todo lo que ha pasado en Venezuela en lo que va de enero atiende a una conspiración de los ‘gringos’. Yo no creo que Guaidó le inspire mayor confianza a Trump; creo que lo que le inspira es esperanza”, arguye el profesor del Army War College de Estados Unidos.
(cp)
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