Un código hace historia
3 de junio de 2009Desde 527 gobernaba el ambicioso emperador Justiniano I el Grande (462-565) el imperio Romano de Oriente. Justiniano aspiraba a la restauración del Gran Imperio Romano, que había sufrido durante los últimos siglos bajo los asentamientos de las tribus germánicas en el centro de Europa y el avance de los hunos, provenientes del este del continente.
Cinco años hasta el “Codex Justinianus”
La gran celebridad que alcanzó Justiniano I, que dura hasta nuestros días, no se debe, sin embargo, a la restauración del Imperio (“restauratio imperii”), pero si a que logró recopilar y codificar en su totalidad el Derecho Romano. Encargó a los eruditos de todo el país que compilaran todos los principios legales vigentes. El Código Justiniano, llamado después “Corpus Iuris Civilis”, fue completado después de cinco años y se convirtió en la primera transmisión sistemática del Derecho Romano. Pero el emperador no se conformó con eso. Pidió al jurista más importante de la época, Flavio Triboniano (aprox. 485-542) que comentara las leyes. En su calidad de cuastor, el cargo más importante de la época en el sistema de justicia, Triboniano era responsable del sistema judicial del Imperio Romano de Oriente y fue a él a quien se debió en buena parte que el Código Justiniano quedara listo en poco tiempo. Poco después fue publicado un manual jurídico y una recopilación de disposiciones, de manera que en el año 533 se contaba con la primera compilación completa del Derecho Romano.
Teodora la Augusta
Justiniano I gobernó casi cuatro décadas y se vio respaldado enérgicamente por su esposa Teodora I (aprox. 500-548) tanto en asuntos políticos como privados. Cuando en el verano de 527 Justiniano fue coronado emperador bizantino, otorgó a Teodora el título nobiliario de “Augusta”, y con ello la destacó de entre las anteriores emperatrices bizantinas. Se tiene noticia de un comentario resignado en el que aludiendo a Teodora, el emperador la describe como la “mujer que le mandó Dios”. Su influencia en la política de Justiniano I fue insoslayable.
El “Cuarto Imperio” no puede decaer
La restauración del Imperio Romano (restauratio imperii) no se circunscribía únicamente al territorio, sino al legado político del imperio durante el período de mayor esplendor, la era de los grandes césares. Un papel importante jugó una cita bíblica, que predecía el fin del mundo en caso de que se produjera una decadencia del cuarto imperio. Una teoría política popular en aquella época. Los imperios babilónico, persa y griego habían sucumbido, por lo que si el cuarto, el Imperio Romano también lo hacía, habría llegado el fin del mundo. Por ello Justiniano hizo todo lo posible para evitar que se produjera semejante escenario. Logró desalojar a los vándalos de las costas del norte de África, arrebatar a los visigodos el sur de España y tras un largo combate, expulsar a los ostrogodos de Italia. Con ello logró reestablecer el dominio romano en el Mediterráneo, sin embargo fracasó en su intento por restaurar el Imperio Romano en su totalidad.
Sus sucesores se limitaron a mantener el territorio del Imperio Romano Oriental, que duró hasta la conquista de Constantinopla, hoy Estambul, por parte de las tropas del sultán otomano Mehmet II (1432-1481), consumada el 29 de mayo de 1453.
“Corpus Iuris Civilis” – Fundamento legal de Europa
Los antiguos textos no desplegaron sus efectos sino en los siglos XIV y XV, cuando la recopilación de leyes fue descubierta por miembros de la Universidad de Bolonia y como “Corpus Iuris Civilis”, fueron integradas en la legislación contemporánea. El “Corpus Iuris Civilis” fue durante muchos siglos en Europa la principal fuente jurídica, que se fue mezclando con otros lineamientos legales locales. Siguiendo la tradición del “Corpus Iuris Civilis”, fueron elaborados el Código Prusiano de 1794, el Código Civil de Francia de 1807, así como el Código Civil de Austria de 1812. Los principios del Derecho Romano tuvieron vigencia en Alemania hasta 1900, cuando entró en vigencia el Código Civil alemán. El “Corpus Iuris Civilis” es un ejemplo del estrecho vínculo existente entre el antiguo Imperio Romano y la Europa moderna.
Autor: Matthias von Hellfeld/ EU
Editor: Pablo Kummetz