Un gran ego no basta para llegar a la Casa Blanca
7 de agosto de 2015La estrella del empresario estadounidense Donald Trump pierde fulgor. Durante semanas opacó a los otros pre-candidatos presidenciales republicanos, abordando de manera inusual un tema que inquieta a muchos de sus compatriotas: la inmigración ilegal. Pero en el debate televisado que lo enfrentó con sus rivales este jueves (6.8.2015), Trump demostró no tener idea alguna sobre cómo lidiar con ese desafío. También en materia de política exterior se limitó a orear trivialidades.
Puede que su ego sea del tamaño de un portaaviones, pero eso no le alcanzará para convencer al electorado. Qué desperdicio… La de este 6 de agosto fue realmente una oportunidad perdida. Ningún otro político recibió derecho de palabra tan largo como Trump y ninguno lo usó tan mal como este millonario de Nueva York. Y todo apunta a que, en su carrera hacia la Casa Blanca, Trump no llegará muy lejos. Ahora cabe preguntarse: ¿quién sale ganando con su ocaso?
Bush, pobre de carisma
Quizás sea Jeb Bush quien le saque provecho al declive de Trump; después de todo, él ha aparecido constantemente en el segundo lugar de los sondeos de opinión y, además, no cometió grandes errores durante el debate televisivo en cuestión. Eso sí, aunque Bush fue bastante elocuente cuando hizo referencia a temas como la educación y la política económica, en general dio la impresión de estar perdido en el enorme escenario que compartía con sus adversarios.
No es exagerado decir que Jeb Bush es pobre de carisma y que, en la era de los medios de comunicación masivos, un político debe hacer mucho más que simplemente mostrarse ante las cámaras. En ese sentido, el senador Marco Rubio, del estado de Florida, subió al escenario con mucha más desenvoltura, presentándose sin dificultad como la alternativa joven de los republicanos. Rubio ganó puntos por hablar rápido, con energía, y sin titubear ni mirar sus anotaciones, como lo hicieron algunos de sus contendientes.
El gobernador de Ohio, John Kasich, le pisa los talones a Rubio en materia de proyección mediática. Kasich se mostró como la alternativa moderada de los republicanos, como un político que –al contrario de los otros– no tiene interés en polarizar, sino en acercar a quienes sostienen convicciones o puntos de vista divergentes. No obstante, Kasich está lejos de ser el favorito. De hecho, lo triste del duelo televisado es que ninguno de los pre-candidatos presidenciales sobresalió como el que más oportunidades tiene de representar al partido rojo.
No hay favoritos
El careo de este 6 de agosto tenía más de examen oral de escuela secundaria que de debate entre aspirantes a la presidencia de un Gobierno. Todos los participantes articularon con mayor o menor pasión los mensajes aprendidos de memoria. Por otro lado, en esta primera fase de la carrera por la presidencia del país, el objetivo principal es evitar deslices que puedan ser usados en su contra más adelante. La mayoría de los pre-candidatos llegó a salvo al final de esta emisión; pero hay otros debates por venir y el tono será mucho más duro. Hillary Rodham Clinton, la política con mayores probabilidades de convertirse en la candidata presidencial de los demócratas, espera impaciente.