Cuba libre vía Facebook
23 de febrero de 2011“Les informamos que del 21 al 26 de febrero se realizarán diferentes manifestaciones individuales y colectivas a lo largo del mundo”, puede leerse en el comunicado emitido por la organización de Por un Levantamiento Popular en Cuba. Desde las Cataratas del Niágara hasta Times Square, pasando por consulados y embajadas en Berlín, Milán y varias ciudades españolas han sido llamados los cubanos a través de Facebook a que dejen su testimonio de oposición al régimen de Castro y de solidaridad con las protestas que se quieren intentar en la misma isla.
Fundador del movimiento es Joel García, un cubano, técnico en farmacia industrial, que hace 11 años se marchó a vivir a Canarias. “Un día me puse a pensar en por qué los cubanos, desde fuera, no hacíamos nada por impulsar el cambio en nuestro país, y entonces se me ocurrió la idea de crear la página de Facebook”, cuenta García.
“Todo fue muy espontáneo. Yo estaba en casa viendo en la televisión lo que pasaba en Túnez y buscando cosas en Internet. De pronto, me encontré con el blog del cubano en Canarias, que había colgado un audio diciendo que nosotros tendríamos que hacer lo mismo. Y me iluminé y me dije ‘¿y si grabo un vídeo pidiéndole a la gente que dé día y hora para tirarnos todos a la calle?’. Hice el vídeo, me puse en contacto con Joel y así surgió todo”, explica Fank Prieto, otro cubano, actor, residente en Andorra y compañero de García en Por un Levantamiento Popular en Cuba desde el primer minuto.
Internet y el miedo
“No estuve en la manifestación de Berlín. Si yo hubiera sido la alumna y no la profesora sin duda que habría ido, pero la clase no la podía suspender”, dice Aguaya Berlín, una de las blogger cubanas más conocidas en la capital alemana. Las fotos del acto muestran a poco más de una decena de personas portando pancartas que exigen libertad y derechos humanos para la isla. Tampoco en otros lugares - en Canadá o en Tampa, Florida- el seguimiento ha sido mucho mayor. Egipto y Túnez son el ejemplo, pero la “Revolución Facebook” se resiste a alcanzar Cuba.
“Por un lado, está la cuestión del contagio por cercanía geográfica”, analiza García las diferencias entre el caso árabe y el cubano, “y por otro, que la penetración de Internet en Cuba es prácticamente nula”. “Cuba está muy aislada. Moverse de una provincia a otra es dificilísimo; comunicarse con la gente que está fuera muy complicado. Internet llega aproximadamente al 3 por ciento de la población, lo cual en el mundo moderno no es nada”, añade Prieto, que como Joel coincide en señalar un elemento más: “estamos ante una dictadura que lleva 52 años metiendo miedo. ¡Son generaciones enteras las que han nacido con el miedo!”.
“En Cuba, muy poca gente tiene ordenadores en casa. Y cuando consigues contactarte a Internet- en tu centro de trabajo o donde sea- tienes tanta paranoia de que los sitios están controlados que no te metes en páginas que puedan resultar un conflicto. La gente lee sus mails y poco más. Los teléfonos móviles son escasos y caros, y en las redes sociales no dejas comentarios porque no sabes quién los estará leyendo”, enumera Alba Marina Rivera, una ilustradora cubana que lleva otros 11 años en España, “el Gobierno cubano ha sabido controlar muy bien el flujo informativo, y el lavado de cerebro de 50 años de dictadura es bastante potente”.
El miedo no sólo afecta a los que están dentro, también se extiende por los que se encuentran lejos. “El cubano vive secuestrado fuera de Cuba”, sostiene Prieto. “Tienes miedo a que cuando vayas al consulado la próxima vez hayan revisado esa cuenta de Facebook y ya no te dejen entrar, o salir. Eso yo también lo pienso…”, reconoce Rivera. Aún así, el próximo sábado (26.02.2011) estará, siguiendo la llamada de Por un Levantamiento Popular en Cuba, frente a la sede de su consulado en Barcelona: “Sí, si que iré. Creo que seremos cuatro, pero algo es algo. Tenemos que actuar ya”.
¿Por qué no prende la mecha?
“Estoy casi segura de que en Cuba no va a pasar nada. Por un lado, porque la gente no se está enterando. Y por el otro, porque quien se entera está controlado y no lo va a tener fácil para salir a la calle”, opina Rivera. El 23 de febrero es una jornada significativa: se cumple un año de la muerte de Orlando Zapata Tamayo, disidente que falleció en prisión tras 86 días en huelga de hambre. La oposición en el interior planea actos conmemorativos. También Por un Levantamiento Popular en Cuba. Y las autoridades toman medidas, las mismas que, según Prieto, se aplicaron el pasado lunes en un primer intento de manifestación sin éxito.
“La información oficialista dice que a nuestra convocatoria frente al Palacio de la Revolución no respondió nadie. Otros medios nos cuentan, sin embargo, que no se podía acceder al lugar porque estaba completamente acordonado y que se montó allí una escenografía con niños bien vestidos jugando”, apunta Prieto, “yo no digo que la gente fuera, pero sí que aquello estaba lleno de agentes de seguridad del Estado”. La actual “Marcha Zapata Vive” es una cuestión aún más delicada. “La policía política vigila a las personas no afines al régimen y realiza detenciones constantes. Hay cierto temor a que se produzca un conato que podría ser el que encienda la mecha, porque las condiciones están dadas”, indica García.
La tesis de que la mecha no prende porque la desesperación de los cubanos no ha llegado al nivel de la de los jóvenes desempleados árabes la rechazan los organizadores del movimiento made in Facebook. Sin embargo, antes de echarse a las calles a protestar, “muchos cubanos prefieren ahora esperar, resolver - ésa es la palabra- o simplemente salir del país”, opina Berlín.
“Yo me fui de Cuba por motivos de supervivencia. Tuve la oportunidad de salir y la aproveché sin dudarlo demasiado”, recuerda Rivera, “y cuando llegué aquí, quise apartarme de todo. Porque en Cuba no hay nada que no sea un acto político. Y acabas cansado de verte obligado por las instituciones a pertenecer. Yo quería vivir, tener una familia, ser una persona normal. Tal vez sea eso lo que nos está pasando a los cubanos”.
Aún así, la iniciativa de García y Prieto ha hecho que la ilustradora se reconcilie parcialmente con la acción política. “Lo menos que podemos hacer los que estamos fuera, que nos llega la información y nadie nos va a pegar, es salir a la calle y que nos vean”, dice. Además, las protestas de Por un Levantamiento Popular en Cuba tienen otro carácter al acostumbrado: “esto no es el llamado de una organización ni de una asociación. Cada cual crea su propio evento, va y se tira sus fotos”, explica García, “y yo creo que eso, que la gente se manifieste por la libertad y la democracia sin que un líder le diga dónde y a qué hora, es muy significativo, independientemente del número de personas que aparezca frente al consulado”.
Autora: Luna Bolívar Manaut
Editor: Pablo Kummetz