Infierno en Grecia
23 de agosto de 2009"¡Envíen de una vez ayuda! ¡Nuestras casas están ardiendo!", gritaba por teléfono un desconsolado residente de Pikermi, en la periferia de Atenas. Pero, ¿quién puede ayudar si el frente de llamas tiene más de 40 kilómetros de largo y amenaza a más de una veintena de pueblos y ciudades dormitorio en las afueras de la capital griega? Y eso sumado al calor y los fuertes vientos que avivan las llamas.
Hace casi dos años, el oeste de la península del Peloponeso padeció una catástrofe similar. El 24 de agosto de 2007, irrumpieron cerca de Olimpia devastadores incendios que calcinaron una superficie tan grande como la ciudad de Berlín (casi 900 km2). En el verano de 2007 murieron en todo el país 77 personas a causa del fuego.
"¡Madre de Dios, ayúdanos!", imploraba una mujer en el pueblo de Agios Stefanos. Su casa estaba ardiendo y los policías lograron apartarla del lugar antes de que las llamas también la alcanzaran a ella. Los incendios se extienden a impresionante velocidad, devastando a su paso casas, jardines, bosques, coches y cosechas. Las autoridades griegas han ordenado evacuaciones masivas en la periferia norte de Atenas. El fuego que se desatara el pasado viernes por la noche continúa fuera de control.
"Imágenes del Apocalipsis"
Por segundo día consecutivo se podían ver sobre Atenas enormes y densas columnas de humo. Las cenizas que caen en las localidades del este de la ciudad e incluso en el sur del Peloponeso y recuerdan a las de un volcán en erupción.
La primera ayuda, la que tanto esperan los habitantes de estas zonas, empieza a llegar desde el extranjero: cuatro hidroaviones de Italia y Francia, así como un helicóptero de Chipre combaten las llamas desde el domingo por la tarde. "Hemos pedido apoyo", declaró el ministro del Interior griego, Prokopis Pavlopoulos. "Se trata de salvar vidas", añadió, y ello apunta a que no se vislumbra un fin de los incendios.
Los bomberos han sido mucho más claros: "La situación es extremadamente compleja y la lucha [contra las llamas] se realiza en zonas habitadas", apuntan en un parte casi bélico. La prensa griega escribe que, para evitar una tragedia similar a la de 2007, cuando no se pudieron contener los incendios pese a recibir ingente ayuda de fuera del país, los equipos de rescate precisan de medios foráneos urgentemente.
Y ello además porque los pronósticos meteorológicos no auguran nada bueno: los fuertes vientos seguirán soplando los próximos seis días. "Sólo Dios nos puede salvar", dice el padre Stelios, de la ciudad de Dionyssos, "lo que estoy viendo aquí son imágenes del Apocalipsis".
"El fuego nos acorraló"
A Dionyssios, como a las localidades de Agios Stefanos, Paleo Pendeli, Pallini, Pikermi, Gerakas y Anoixi, ha llegado ya el fuego. Decenas de viviendas han quedado destruidas. Dos hospitales de la zona boscosa de Penteli tuvieron que ser desalojados cuando llamas de hasta 20 metros de altura se acercaban a ellos. También fueron evacuados los campamentos escolares y otras localidades de la periferia ateniense. A 15 kilómetros de Atenas, los incendios amenazan a la capital griega.
Varias personas han sido ingresadas con dificultades respiratorias y quemaduras. "Sólo un milagro ha impedido que hasta ahora no hayamos tenido que lamentar víctimas mortales", aseguró el bombero Andreas Pantelis. No obstante, no se descarta que hayan quedado personas atrapadas: algunas de ellas se negaron a marcharse de sus propiedades cuando el fuego se acercaba.
Más de 600 bomberos y 400 soldados intentan aplacar las llamas. Junto a ellos, codo a codo, han trabajado durante toda la noche cientos de residentes, ignorando los llamamientos de las autoridades a que abandonen la región. Otros huyen a pie, en moto o automóvil. "Fue la peor noche de mi vida", contaba esta mañana un habitante de la histórica Maratón, a 40 kilómetros al noreste de Atenas, "el fuego nos acorraló". Con las primeras luces del día, los hidroaviones y helicópteros han recuperado su actividad combativa.
Autor: dpa
Editora: Luna Bolívar Manaut