Una ciudad alemana se rebela contra los neonazis
20 de noviembre de 2011Aunque Neuruppin, una pequeña población en el noroeste de Berlín, parece una ciudad alemana como cualquier otra, lo que se cocina por dentro aterra a sus habitantes. Neuruppin, la cuna del escritor alemán Theodor Fontane, quiere ser convertida por el grupo neonazi "Freie Kräfte" (Fuerzas libres) y con la ayuda del partido de extrema derecha NPD en la sede de sus actividades antidemocráticas.
El alcalde de la ciudad, Jens-Peter Golde, cree que los neonazis quieren reclutar adeptos en la región después de que en las últimas elecciones no recibieron el apoyo que esperaban.
Campaña propagandística del odio
"En las noches ya no me atrevo a salir a las calles“, dice Michael Mba. Este camerunés, de 39 años, vive aquí desde hace tres años en un centro para solicitantes de asilo. Un derruído edificio de los tiempos de la “dictadura del proletariado” en las afueras de Neuruppin es su casa en Alemania.
“Los neonazis ya me han atacado varias veces”, cuenta Mba, pero agrega que “gracias a los simpáticos habitantes en Neuruppin aún se siente seguro”. No así en los pueblos aledaños.
A pesar de todo, los ataques contra extranjeros o jóvenes de izquierda en el Este alemán han disminuído en los últimos años. En los años noventa hubo una verdadera ola de violencia xenófoba a lo largo y ancho de la extinta República Democrática Alemana. Hoy los metódos de la extrema derecha han cambiado: ahora prefieren hacer propaganda política e infiltrar las organizaciones comunales de la sociedad civil.
En el pasado verano los neonazis organizaron además varias marchas que fueron detenidas con una sentada de los habitantes de Neuruppin. En septiembre, empero, regresaron con la policía que los protegió durante su marcha aprobada por la alcaldía. Pero luego vino algo peor: en noviembre, amparado en un fallo de una corte regional, el NPD pudo celebrar su asamblea nacional aquí. Aunque los habitantes de Neuruppin no pudieron evitarlo, perturbaron el evento todo el tiempo con silbidos.
“Colorida” resistencia
Dichas acciones anti-neonazis son organizadas por la alianza “Neuruppin permanecerá colorido”, en alusión a la diversidad de razas y a la negativa de aceptar a los neonazis, caracterizados por el color marrón de los uniformes de los nazis bajo Hitler. “En sólo cuatro días logramos reunir a más de mil personas para una marcha anti-nazi”, cuenta Wolfgang Freese, activista de la alianza.
Desde que los habitantes de Neuruppin notaron que es posible organizarse para protestar contra las ideas radicales de los neonazis, organizan marchas propias en los días clave como el 8 de mayo, día de la liberación del fachismo, y el 9 de noviembre, Día del Pogromo. Esta fecha recuerda los hechos sucedidos la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, cuando los nazis incitaron a la devastación e incedio de las tiendas de ciudadanos judios en todo el Tercer Reich.
En Neuruppin, cada día crece más la convicción de que “el extremismo no tiene acogida”, dice Martha Thielemann, de 63 años, quien concluye: “A los neonazis no los queremos y no los necesitamos. Y lo cierto es que debieran ser prohibidos”.
Autor: Uwe Hessler /José Ospina-Valencia
Editora: Emilia Rojas