Una mujer lucha en Alemania por un embarazo de su marido muerto
7 de mayo de 2010Ines Siewert le ha contado al mundo su historia. En las causas emocionales, la televisión a veces ayuda, así que esta semana se la vio en uno de los programas más conocidos de la noche germana. Hoy, un tribunal de Rostock, en el norte de Alemania, debía decidir si podrá usar los óvulos que artificialmente fecundó su fallecido marido para continuar intentando ser madre.
La historia de Ines Siewert es triste, pero podría tener un final feliz si, dice ella, le permiten que una parte de su esposo "siga viviendo". Para empezar, la sala de Rostock le ha dado la razón. Es una primera batalla ganada, pero no decide la guerra: el caso irá con toda probabilidad a revisión, y Siewert tendrá que seguir peleando.
Prohibido usar semen de fallecidos
Nueve de los 10 óvulos que los Siewert habían hecho inseminar en laboratorio seguían en la clínica cuando Sandro Siewert murió, el 5 de julio de 2008 en un accidente de moto. El primer intento de implantar uno de ellos en el útero de Ines Siewert había fracasado: ya que esto sucede con frecuencia, y puesto que a veces las parejas desean tener más de un hijo, la fecundación de varios óvulos y la conservación a bajas temperaturas de los no utilizados es un procedimiento frecuente.
Fallecido su esposo, Ines Siewert quiso retomar el proceso de embarazo, pero la clínica se negó a proseguir y tampoco aceptó entregarle el material inseminado. El motivo: la legislación prohíbe en Alemania servirse del esperma de personas muertas para llevar a cabo inseminaciones artificiales. Esto trata de evitar, fundamentalmente, que a hombres recién fallecidos se les extraiga semen para llevar a cabo fecundaciones sin su consentimiento explícito.
Óvulos, esperma y embriones
Sin embargo, en este caso el difunto hizo entrega voluntaria de su esperma todavía en vida, siendo consciente de cuál iba a ser su uso y habiéndolo aceptado por escrito, recuerda Ines Siewert, que también trata de situar a su favor la alemana Ley de Protección de los Embriones. Con ello, vuelve a colocar sobre la mesa una cuestión que siempre genera debate: cuándo es embrión un óvulo fecundado, y cuándo es persona un embrión.
"En el momento en el que el esperma entra en contacto con el óvulo, la estructura genética del ser humano queda establecida", declaró la abogada de Siewert, según cita la revista SPIEGEL ONLINE. Por lo tanto, puesto que los óvulos de su clienta ya han recibido una inyección de esperma, se trataría de embriones y cabría protegerlos, es decir, no destruirlos y, por ende, permitir que la vida se continúe desarrollando en ellos.
Pero existe una sentencia en contra de esta opinión: el pasado verano, el Tribunal Regional de Nuevo Brandeburgo decidió que no basta con que un espermatozoide haya entrado en un óvulo para considerarlo embrión, sino que ambos deben haberse fusionado en su totalidad. Los óvulos fecundados para destinarlos a las inseminaciones artificiales se congelan en un estado muy inicial del proceso, de manera que éste se desarrolle en el útero de la madre.
Y con todo, Ines Siewert ha logrado que en Rostock la Justicia se pronuncie a su favor. Si consigue superar la revisión e imponerse en el proceso legal, le serán entregados los óvulos, pero es probable que Siewert tenga que marcharse a Polonia, donde las restricciones son menores, para que le sean implantados.
LB/ dpa/ ots
Editor: Pablo Kummetz