¿Uniformes para Alemania?
9 de mayo de 2006Contrariamente a lo que sucede en muchas partes del mundo, en Alemania los escolares y colegiales no llevan uniformes. Es más, la sola palabra provoca reacciones, muchas veces pasionales como las que ha tenido que enfrentar la ministra alemana de Justicia, Brigitte Zypries. Ésta propuso, para solucionar el problema del uso del pañuelo islámico en las escuelas alemanas y fomentar la integración, una vestimenta unitaria obligatoria en todos los planteles educativos alemanes.
Las reacciones en la opinión pública cubren un amplio espectro, comenzando por la opinión de que el uniforme representaría un ataque a la individualidad y las libertades personales, pasando por la lectura de que la propuesta de la ministra es un intento de disfrazar las realidades sociales llegando a la expresa preocupación de las empresas textiles por una posible disminución en sus ventas.
También hay quienes hablan a favor de una vestimenta unitaria, no tanto por la integración de extranjeros, si no porque ello erradicaría del ámbito escolar la locura por las marcas, las prendas de moda y la presión social que ello conlleva.
Hitler uniformaba
Si bien la vestitura uniformis en el campo militar se conoce desde la antigüedad romana. Con el objetivo de distinguir entre amigos y enemigos, en la baja Edad Media en Europa los soldados llevaban primero el escudo del señor por el que se peleaba y los heraldos eran los especializados es descodificar la insignia. Pasar de sólo portar un escudo a una indumentaria más compleja fue cuestión de tiempo, también su extensión al campo civil. Para comienzos del siglo XVII, todos los ejércitos europeos tenían uniformes distintivos.
Si el uso civil de uniformes fue prohibido durante la república de Weimar en 1921, en 1925 se levantó esa prohibición. Fue durante el nacionalsocialismo que la uniformidad de la vestimenta alcanzó su punto máximo: el partido prescribía uniforme para sus miembros; también las organizaciones juveniles hitlerianas. Pasado el regimen nazi, Alemania quiso escarmentar en muchos sentidos; la prohibición de vestimentas uniformes para los partidos políticos fue uno de ellos. Y la generalizada aversión a ellos como símbolo de militarización, una consecuencia.
El consumo igual uniforma
Visto de otra manera y lejos de enfoques históricos e ideologías: llevar un uniforme escolar es, como bien se sabe, un asunto básicamente práctico. Evita la discusión acerca de la indumentaria y la clasificación del colegial a partir de las prendas que lleva y permiten el bolsillo de su familia. Además, así los entendidos, aporta al sentimiento de comunidad e identificación. En efecto, lo que logran las modas juveniles -por lo demás, bastante uniformadas y uniformadoras- es precisamente un sentimiento de pertenencia al "peer group".
Para la competencia por el consumo y, si así lo quieren, para la expresión personal queda mucho tiempo, como lo expresó el consorcio sueco Hennes & Mauritz (H&M) que asevera no temer a una introducción del uniforme escolar en Alemania, pues en los países en donde existe "la necesidad de vestirse individualmente después de la escuela es mucho más fuerte". Por otro lado, como lo confirma un estudio del instituto para Sicología Pedagógica de la Universidad de Erlangen, la ausencia de la "lucha por las marcas" aporta a un incremento de la concentración y la capacidad receptiva del alumnado.
Y en cuanto a que un uniforme escolar aporte a la integración, pues eliminaría el problema que supone la burka… probablemente sí sea disfrazar los problemas sociales latentes o, en su defecto, agarrar el rábano por las hojas.