Veinticinco contra Lukashenko
24 de marzo de 2006El operativo de desalojo de los manifestantes ordenado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, volvió humo el sueño de otra revolución al estilo de la de color naranja en Ucrania. La Unión Europea pide la liberación de los cientos de manifestantes detenidos la pasada noche en Minsk. Los jefes de Estado y Gobierno europeos acordaron, en el marco de la cumbre de primavera en Bruselas, la imposición de mayores sanciones a los dirigentes del país.
En opinión de la ministra austriaca de Exteriores, Ursula Plassnik, los recientes acontecimientos represivos de Minsk no hacen más que confirmar la evaluación negativa hecha por los observadores internacionales en los comicios del pasado domingo. Por su parte, después de exigir la inmediata liberación de los detenidos en la Plaza de Octubre, el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, propuso invitar al principal opositor al régimen de Lukaschenko, Alexander Milinkewitsch, al siguiente encuentro de ministros de Exteriores.
El texto de la Unión Europea
"Las sanciones consistirán en la adopción de medidas restrictivas contra los responsables, en el plano político y administrativo, de vulnerar las normas electorales internacionales", indica el texto aprobado por la UE. En éste los líderes europeos deploran el incumplimiento de los compromisos contraídos con la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa para garantizar unas elecciones democráticas. Los gobernantes europeos "acogen positivamente el mensaje de esperanza manifestado por la oposición democrática y la sociedad civil en el país y reconocen y apoyan sus esfuerzos continuados y valientes para que avance la causa de la democracia en circunstancias excepcionalmente difíciles".
Le toca el turno a la Europa democrática
Según Cornelia Rabitz, comentarista de la redacción rusa de DW-RADIO, pocas son las posibilidades de ejercer alguna influencia en la deprimente situación en Belarus. Por ello, ahora cuando el presidente Lukashenko cuenta con que pronto decaiga el interés de la comunidad internacional en su feudo, es cuando le toca el turno a la Europa democrática, que tiene que contraponer a Lukashenko, "el último dictador de Europa", algo más que indignación y resoluciones.
La oposición no debe caer en el olvido
La negación de visados para ingresar a la UE podría hacerse extensiva a todo colaborador con el régimen de Lukashenko, dice Rabitz concluyendo: "El apoyo europeo a las organizaciones civiles y no gubernamentales debe incrementarse. Pero sobre todas las cosas, Europa debe aportar a que la oposición bielorrusa no caiga en el olvido. Además, no hay que olvidar el importantísimo papel que desempeña Rusia en el escenario bielorruso: es Moscú, que se declaró satisfecha del resultado de las elecciones, quien mantiene con sus suministros de gas barato con vida al régimen de Lukashenko".