Ventas "de miedo"
26 de octubre de 2002En toda Europa, también en Alemania el festejo estadounidense de Halloween se ha ido abriendo paso durante los últimos años, impulsado especialmente por las industrias del dulce, de los disfraces y de los accesorios. La noche del 31 de octubre no sólo alegra a miles de niños que acumulan grandes tesoros dulces y se divierten asustando a los transeúntes con sus macabros disfraces, alegra sobre todo al comercio y la industria que durante muchos años se han esforzado por introducir este festejo popular.
Ventas millonarias
Y lo han hecho con éxito. Los especialistas calculan que en Alemania los ingresos por ventas realizadas en torno al festejo de Halloween ascienden a cerca de 100 millones de euros anuales. En el caso de la industria de los disfraces que hasta hace unos años se especializaban en disfraces de carnaval, la noche de brujas concentra ya un 5 por ciento de las ventas que ascienden a 40 millones de euros al año. De ahí que en sus catálogos los disfraces de vampiro y Conde Drácula compitan mano a mano con máscaras de degollados y otras imágenes igual de temibles.
Un mercado con potencial
Para este noche del terror, no faltan tampoco los dulces especiales en forma de vampiro u otra calamidad. Calaveras dulces, brujas de chocolate o una mezcla especial de 'truculentas' lunetas, hacen que también la industria del dulce registre monstruosas ventas. Aún así el comercio no está satisfecho. La meta es que el día de las brujas o Halloween compita en ventas con la época de carnaval. Los especialistas prevén que para alcanzar esta meta se requiere de otros cinco años de esfuerzos mercadotécnicos. Se prevé un incremento constante de entre un tres y cinco por ciento en las ventas relacionadas con la fiesta de Halloween para los próximos años.
Calabazas de Halloween
Otra de las beneficiadas indirectas de esta tendencia comercial es la "industria de la calabaza" o digamos mejor los granjeros de calabazas. Esta antigua fruta se ve por estos días por todas partes. Adornando los escaparates de tiendas, frente a las florerías, en los supermercados. Miles de calabazas en todas sus variantes adornan los rincones y lo que es aún más delicioso, se les encuentra en todos los menús dignos de llevar esta nombre. Desde sopas hasta postres, la calabaza registra un auge debido en gran parte a la fiesta de Halloween. En Alemania por lo menos 60.000 calabazas se han vendido en lo que va del mes de octubre y esto a un precio de por lo menos 5 euros por calabaza, indudablemente también un buen negocio.
Una fiesta pagana
Y sin embargo son pocos los alemanes y los europeos de la moderna sociedad de consumo y diversión los que conocen los orígenes de esta fiesta que creen estadounidense, pero que en realidad tiene sus raíces en Europa. Se trata de una fiesta pagana de hace dos mil años. En un principio los druidas celtas festejaban el 31 de octubre el fin del verano. Según cuanta la leyenda, en esta noche los muertos buscaban una víctima para vivir un año más en su cuerpo. Para evitar ser descubiertos y poseídos por los muertos, los vivos se disfrazaban de muertos para despistarlos. He ahí la explicación de los tenebrosos disfraces.
La cristianización de un festejo
En el Siglo VIII monjes irlandeses y escoceses católicos aplicaron la misma táctica que después aplicaría la iglesia católica en el subcontinente americano y decidieron cristianizar el evento. En vez de prohibir el festejo heredado por los druidas, decidieron cristianizarlo. En busca de una fecha propicia para festejar el Día de Todos los Santos, aprovecharon la fecha que ya gozaba de gran popularidad entre el pueblo y reabautizaron el antiguo festejo pagano de los druidas como "All Hallows Eve", la noche de todos los santos.
De Irlanda a EE.UU.
Aquellos inmigrantes irlandeses que en el siglo XIX abandonaron su isla en busca de mejor suerte y se asentaron en Estados Unidos introdujeron el festejo en su nueva patria, en donde con el pasar de los años se popularizó y fue desarrollando matices propios como por ejemplo el nombre Halloween y también los disfraces o la tan difundida calabaza con ojos y boca iluminada con un a vela con la que se deambula por las calles pidiendo dulces.