¿Volaremos pronto ya con energía eléctrica?
5 de mayo de 2018En el futuro es posible que se instalen pequeños centros de conexión, donde los pasajeros puedan transbordar a "buses aéreos", con diez a doce asientos o quizás incluso con 40. Estos puntos de transferencia podrían ser construidos cerca de las ciudades, ya que los aviones eléctricos requieren de pistas de aterrizaje y despegue relativamente cortas y son además muy silenciosos. También es pensable que uno reserve un viaje a través de una aplicación y decida luego si hace el recorrido en tren o por medio de bus aéreo o si opta por una combinación de ambos.
En Alemania se alcanzarían así zonas rurales, que no están bien conectadas a la red de tráfico local. En la provincia de Baden-Wurtemberg, por ejemplo, lleva 3 horas de tren, incluídos los transbordos, viajar de la ciudad de Aalen hasta Friburgo. Con el avión el tiempo de viaje para este recorrido se reduciría a 45 minutos. Nos lo explica Josef Kallo, del Centro Aeroespacial Alemán (DLR, por sus siglas en alemán).
Deutsche Welle: ¿Volaremos entonces con aviones eléctricos en lugar de tomar el tren?
Josef Kallo: Los aviones eléctricos podrían emplearse sobre todo en las zonas que no están bien conectadas aún. Servirían entonces para ampliar la infraestructura sin necesidad de tener que construir nuevas líneas de tren, autopistas, etc. Este sería un buen concepto para países como China o India, por ejemplo, ya que allí se pueden conectar de modo relativamente fácil áreas grandes.
Además va a haber cada vez más megaciudades, en las cuales la gente no se podrá trasladar de manera flexible únicamente con autobuses y trenes. En estos casos los aviones de funcionamiento eléctrico serían ideales para conectar personas y lugares, sin agudizar la problemática medioambiental de estas urbes.
¿Los aviones eléctricos serían respetuosos con el medioambiente? En el tránsito aéreo actual, el CO2 es responsable únicamente de la mitad de las emisiones que dañan el clima. A éste se agregan los óxidos nítricos, las estelas de condensación, el vapor de agua y las partículas en suspensión, que tienen un efecto de calentamiento adicional.
Los aviones eléctricos tendrían 10% más de eficiencia que los aviones tradicionales. La fuente de energía, o sea una batería con una célula de combustible o una turbina de gas con un generador, pueden ser separadas del motor eléctrico. Esto nos permite ubicar de modo flexible al propulsor [el motor que convierte la electricidad en energía mecánica], lo cual hace más eficiente al sistema en su totalidad. Esto significa que la energía empleada para volar se reduce y por lo tanto se reducen también las emisiones.
Además, al usar una célula de combustión no se genera ni CO2, ni benzol, ni tampoco partículas u óxidos nítricos, lo cual de por sí ya sería mucho más respetuoso del medioambiente. En cuanto a las estelas de condensación, por el momento no podemos hacer ninguna declaración. Tenemos que realizar aún más experimentos.
Para que los vuelos eléctricos sean realmente respetuosos del medioambiente, los aviones no deberían utilizar electricidad proveniente de centrales carboeléctricas u otros combustibles fósiles. Pero, ¿tendríamos suficientes energías renovables a disposición, como para poder volar?
En Alemania el mercado regula que sólo se produzca la cantidad de energía que se necesita inmediatamente. Primero habría entonces que crear capacidades, para poder facilitar energía y así llevar a la práctica los conceptos de transporte aéreo eléctrico. A nivel técnico sería posible. Vemos que en Italia, España y el Sudoeste de Estados Unidos hay lugares en los cuales se genera tanta energía solar y eólica que se podrían facilitar suficientes capacidades para vuelos eléctricos, por ejemplo, en forma de electrólisis de hidrógeno.
Constructores de aviones como Boeing o Airbus también están investigando sobre vuelos eléctricos. ¿Existe un intercambio entre ciencia e industria?
Apreciamos mucho que los constructores industriales de piezas para aviones se interesen por lo que está pasando en este sentido. Desde el punto de vista tecnológico podemos decir que, si hacemos nuestras tareas, dentro de dos o tres años podríamos construir algo juntos, quizás un prototipo.
Josef Kallo es investigador del Instituto para termodinámica técnica del Centro Aeroespacial Alemán, en Stuttgart. Desde 2006 dirige el área especializado de "sistemas electroquímicos", que se ocupa de células y baterías de combustión.
Autora: Katharina Wecker (VR/LGC)
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