Würth: el rey de los tornillos
30 de septiembre de 2005"El optimismo, dinamismo y el crecimiento juvenil son la riqueza de una empresa, no la hoja de balance". Ésta máxima del magnate se lee en numerosas páginas internet en donde tiene representaciones: México, Perú, España o Sudáfrica. A sus 69 años, Reinhold Würth todavía pilotea alguno de sus jets privados, se toma tiempo para platicar con sus empleados y alterna sus actividades con su afición por el arte. Würth es propietario de una de las mayores colecciones privadas de pintura y ha fundado en las afueras de Stuttgart dos museos.
La gran familia Würth
La empresa sigue bajo su batuta como una gran familia y su particular estilo y dinamismo en su gestión siguen dándole frutos. Los empleados sobresalientes reciben generosas gratificaciones y premios, como vacaciones pagadas al Caribe o a Suiza. Durante una reciente excursión, Würth invitó a 1600 empleados y a sus familias a los Alpes suizos. La generosidad no se pierde en saco roto. Würth está convencido de que el éxito de una empresa depende en más de un 50% de una adecuada gestión de personal. Pero sin duda también de un atinado olfato empresarial. El especialista en montaje compró a mediados de abril del 2004 tres nuevas empresas, dos alemanas y una austríaca con las que aumentó el volumen de negocio del grupo en 360 millones de euros. Hasta el 2010, el empresario se ha propuesto alcanzar un volumen de negocio de 10.000 millones de euros.
El desarrollo del consorcio parece confirmar su filosofía. Desde que tomó las riendas del negocio familiar en 1954 a raíz de la muerte de su padre, ésta ha registrado un crecimiento sostenido y cuenta hoy en día con 41.400 empleados en 90 filiales en todo el mundo. Tan sólo durante los últimos 12 años, Adolf Würth GmbH & Co. KG, que lleva el nombre de su padre y fundador del grupo, Rainhold Würth triplicó el volumen de negocio hasta alcanzar los 5.500 millones de euros en el 2003, convirtiéndose en líder mundial en la venta de tornillos, herramientas y técnicas de ensamblaje. Las ganancias alcanzaron el año pasado una cifra récord de 310 millones de euros. "Siempre he seguido un lema: el crecimiento sin rentabilidad ni beneficios es mortal", señala Reinhold Würth, que recuerda como si fuera ayer todo lo que le ha sucedido en estos últimos cincuenta años.
Self-made man
Durante varios años el patriarca enseñó a estudiantes de la Universidad de Karlsruhe cómo se funda exitosamente una empresa. Su cátedra impartida durante años se basó en su experiencia personal pues él abandonó la escuela a los 14 años. Comenzó como aprendiz en la empresa de tornillos de su padre y recorrió la Alemania de la post-guerra como vendedor. Al cabo de unos años también se dio cuenta de que como pequeño distribuidor alemán tenía que salir al exterior para crecer. Tal certidumbre lo llevó a fundar la primera filial en Holanda en 1962, algo que, según el mismo dice, fue el momento más importante de su vida empresarial.
"Al principio me pasaba horas y horas visitando a los clientes, ofreciendo los tornillos, pero ellos me pedían herramientas, pegamentos y otros productos. Fue así como se percató de que había que vender una gran gama de servicios. Actualmente el grupo ofrece a sus clientes una paleta de 50.000 productos, desde tornillos cuyo volumen de ventas rebasa los 600 millones, hasta sofisticadas máquinas para ensamblar piezas de coches. Tan sólo un 5% son de fabricación propia, el resto lo compra en donde encuentre la mejor calidad y precio.
Mecenas del arte
Es una de las figuras más extravagantes del mundo empresarial. Durante su tiempo libre, Reinhold Würth se viste con pantalones y chamarra de cuero para hacer excursiones en su motocicleta Harley-Davidson. A diferencia de otros multimillonarios alemanes, el magnate suavo no tiene ningún reparo en mostrar su riqueza públicamente. Pero no por eso se duerme en sus laureles. Pese a registrar excelentes resultados durante varios años consecutivos, como miembro del Partido Liberal y presidente de una iniciativa civil, promueve el fortalecimiento de la región suava en el sur de Alemania. Sobre todo se ha hecho de renombre como mecenas de arte. Fundó el Museo Würth en Künzelsau y el Kunsthalle Würth en Schwäbisch Hall, en donde comparte con el público su vasta y valiosa colección de arte del siglo XX y XXI.