Weimar: alta cultura como en familia
4 de abril de 2006
Weimar siempre ha sido un destino para muchos viajeros cultivados. Después de ser declarada capital cultural europea en 1999 tiene para ofrecer un sinnúmero de exposiciones o conciertos clásicos y modernos. En cambio no se debe buscar una vida nocturna o centros comerciales. Todo lo contrario, es una ciudad con muchos espacios verdes donde relajarse y dar un paseo.
Ciudad de poetas, pensadores y constructores
En los siglos XVIII y XIX, la corte de Weimar era uno de los centros intelectuales y literarios de Alemania. Fue en el año de 1775, que el joven duque Karl August de Sajonia-Weimar invitó a Johann Wolfgang von Goethe, el poeta más famosa de Alemania, a trabajar y vivir en su capital. Goethe vivió allí durante cincuenta años, desde 1782 hasta su muerte en 1832. En Weimar no sólo escribió poesía -como su famosísimo Fausto-, sino también investigó e ingresó en la política.
Junto a Goethe otros ampliaron su vida intelectual en Weimar. Por ejemplo Friedrich Schiller, que llegó a Weimar en 1799, creó obras literarias de gran importancia en sus últimos seis años de vida (Maria Stuart o Wilhelm Tell). El pianista y compositor Franz Liszt viajó a la ciudad en repetidas ocasiones entre 1869 y 1886 y se quedó durante varios meses para encontrar la inspiración para sus composiciones. Friedrich Nietzsche esbozó aquí muchas de las ideas filosóficas más destacables hasta el año 1900.
En 1860 se fundó una academia de bellas artes en Weimar y en 1907 se completó con otra escuela conocida desde 1919 como Bauhaus. Las construcciones de los profesores de la Bauhaus -como las de Walter Gropius- ejercieron gran influencia en la arquitectura del siglo 20 Hoy en día, la universidad lleva este prestigioso nombre: Bauhaus-Universität Weimar.
Primero poetas, luego demócratas
En el siglo XX, Weimar pasó a ser un lugar de extraordinaria importancia política. En 1919 en el Teatro Nacional Alemán se reunió la Asamblea Constituyente de la primera democracia alemana, la de "la República de Weimar". Menos de 20 años después, los nacionalsocialistas escribían un triste capítulo de la historia de la ciudad: en 1937 levantaron delante de las puertas de Weimar el campo de concentración de Buchenwald.
Vivir, estudiar y salir en un ambiente familiar
Aunque la población se ha multiplicado por diez desde los tiempos de Goethe y compañía, aún sigue reinando un ambiente casi familiar. "Quien vive en Weimar vive en un gran piso compartido", se suele decir. Eso no sólo indica que Weimar es pequeña, sino tambien que todo el mundo se conoce rápidamente. Este acogedor aire de provincia parece inquebrantable incluso ante los batallones de turistas que recorren las callejuelas antiguas tras las huellas de sus personajes famosos.Para los 4500 estudiantes en Weimar, que son repartidos entre dos universidades, el trabajo interdisciplinario toma parte de su vida cotidiana y así siguen una linea de acuerdo con el espíritu del Goethe y los fundamentos del Bauhaus. Como faltan bares y clubes, la vida social se traslada en verano al aire libre, a los parques, las plazas y las terrazas de los cafés. Y frecuentemente son los estudiantes quienes agregan lo que hace falta: si los bares organizan noches de fiesta, los estudiantes de música se ocupan de que no falte en ellas una gran diversidad de sonidos.