"Yo siempre estoy lejos": muestra de fanzines en Berlín

La muestra de fanzines latinoamericanos "Yo siempre estoy lejos”, en el Instituto Iberoamericano de Berlín, cuenta con la curadoría de la historietista Powerpaola y el experto en cómics e historiador Amadeo Gandolfo. Estará abierta al público hasta el 28 de marzo.

Los curadores tuvieron acceso al amplio catálogo del instituto. "El criterio de selección al principio se basó en nuestro gusto personal, y rápidamente nos dimos cuenta de que teníamos gustos similares con Powerpaola”, dice Gandolfo, en diálogo con DW ."Fuimos encontrándonos con revistas y fanzines que recordábamos de otra época, que nos gustaban mucho, y a medida que fuimos avanzando con el trabajo afianzamos criterios de selección”.

"La historieta fue mi primer amor”, cuenta el historiador argentino, oriundo de la provincia de Tucumán, que se doctoró en Sociología en Buenos Aires, donde vivió hasta el 2020, cuando una beca de la fundación Humboldt lo trajo a Alemania para continuar con sus estudios de postdoctorado.

La relación entre la migración y el viajar están muy presentes en la muestra: "La historieta siempre ha sido un arte muy viajero, porque uno consume fanzines yendo a la mesa del historietista en una convención, y comprándolos ahí, porque no son un producto que se pueda conseguir fácilmente en las librerías o en internet. Eso implica que el autor tiene que viajar también y hacer un poco de feriante itinerante”.

A pesar de su bajo costo de producción y de su supuestamente fácil masificación, los fanzines no siempre se consiguen. "El fanzine es un formato fácil de perder, ya que es difícil de catalogar en una biblioteca, y el hecho de que sea un producto fotocopiado, de baja calidad y sin ISBN, muchas veces lo vuelve un producto efímero”, explica Gandolfo.

"Para la muestra buscamos jugar con estas dimensiones que tiene la historieta, y con la dimensión personal, porque nosotros también somos personas que estamos divididas entre nuestros lugares de origen y el lugar donde estamos viviendo ahora”.

"Partir es partirse en dos"

Un caricaturista que refleja el desarraigo en varios de sus trabajos es Guido Álvarez Tolosa, mejor conocido como Ruloi. Desde un pequeño pueblo a las afueras de Maguncia, sus caricaturas le permitieron conectarse especialmente con otros argentinos que habían emigrado. "Empecé a hacer la tira semanal para poder sacar muchas cosas que tenía adentro, en especial, esto de vivir lejos, la nostalgia por aquellas cosas que uno no tiene más, y eso fue una manera de conectar con mi familia y amigos en Argentina, y luego con una comunidad que se fue armando en las redes de gente que también había emigrado. O sea, gente que está acá, pero no es de acá”, dice el caricaturista en diálogo con DW.

Ese puente que tendió a través de sus caricaturas ha resonado fuertemente en los demás, como, por ejemplo, el dibujo de Messi tomando mate sobre el planeta Tierra. "Fue una manera de sumarme al festejo colectivo que estaba pasando en todo el mundo, después de que Argentina ganó el Mundial. Y es muy fuerte que alguien haya comprado esa impresión y la tenga en su casa, así como yo tengo en la mía las de otros artistas”, señala Ruloi.

¿Se puede vivir del cómic en Alemania?

En Berlín, la cultura y el arte son un negocio lucrativo que cuenta con alrededor de 160.000 trabajadores en el área, según informa el gobierno de esa ciudad, sumados a unos 20.000 artistas residentes.

La capital alemana es un destino deseado por muchos artistas alrededor del mundo, y el cómic no escapa a esa realidad, debido a la calidad de vida que ofrece Berlín, y la posibilidad de vivir del propio arte en Alemania. Sin embargo, el mercado local no está al nivel de los cuatro grandes productores de este género, que son Estados Unidos, Francia, Bélgica y Japón. De hecho, durante la pandemia el manga japonés tuvo un boom de ventas a nivel local.

"Mi sensación es que la escena alemana no es muy distinta a la de Latinoamérica”, dice Gandolfo, "porque no hay una industria al nivel de los cuatro grandes productores de cómic. Por eso, para mí, los dibujantes que se quieran dedicar a la historieta en Alemania van a tener que trabajar de otra cosa para mantenerse, igual que en Latinoamérica, con la salvedad de que esa otra cosa puede ser la ilustración, la animación, el diseño gráfico, o hasta dar clases”.

"Y en el caso de Argentina, pienso que la historieta es un deporte basado en el entusiasmo. O sea, la gente hace cómics porque se siente compelida a hacerlo. Es un pequeño milagro, realmente, porque la escena no tiene una estructura que permita una vida cómoda”.

(cp)