Afganistán está hoy peor que antes
24 de mayo de 2017Desde comienzos de año se registraron en Kabul por lo menos siete grandes ataques. Los secuestros se multiplican. Hace pocos días, un sereno afgano y una cooperante alemana murieron como consecuencia de un intento de secuestro.
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La más reciente gran bomba explotó a comienzos de mayo y mató a por lo menos ocho civiles, a pesar de los numeroso puntos de control, muros de contención de explosiones y barreras de alambre de púas.
Afganistán se tambalea, el número de víctimas civiles aumenta. La ONU registró el año pasado casi 11.500 personas muertas o heridas. En 31 de 34 provincias se combate. Nada indica que la situación pueda mejorar. En los primeros cuatro meses del año, 90.000 afganos se transformaron en refugiados internos. El año pasado habían sido más de 600.000.
Irán y Pakistán expulsan a los afganos
La situación empeora porque tanto Irán como Pakistán, países vecinos de Afganistán, expulsan masivamente a afganos: casi 200.000 desde comienzos de año. Muchos se trasladan a Kabul, en cuyas afueras se multiplican los campos para refugiados.
Afganistán siempre siguió siendo, después de la invasión liderada por Estados Unidos, en octubre de 2001, un país de los "barones de la guerra”. Abdul Rashid Dostum, el vicepresidente, abandonó el país en dirección a Turquía, para evitar un juicio, acusado de haber ordenado secuestrar a un rival político, torturarlo y matarlo.
Gulbuddin Hekmatyar, el "carnicero de Kabul”, que hasta hace poco figuraba en la lista de terroristas de la ONU, por el contrario, volvió sin juicio y sin condena a la arena política. Un acuerdo de paz le posibilita postularse en el futuro a cargos políticos.
Dependencia externa
Las elecciones presidenciales de 2015 fueron falseadas, las parlamentarias previstas para el mismo año aún no han tenido lugar. Los talibanes y los aproximadamente 20 grupos terroristas internacionales que operan en Afganistán, como por ejemplo el Estado Islámico, aprovechan el vacío de poder.
Potencias extranjeras, desde China a Arabia Saudita, se alían con algunos de esos grupos, persiguiendo sus propios intereses particulares. Una coordinación política de las potencias extranjeras no tiene lugar.
Tanto los talibanes como el Estado de Afganistán dependen de la ayuda del exterior. Actualmente, no existe consenso político acerca de cómo puede verse un Afganistán pacífico, ni en el país ni a nivel internacional. El conflicto no puede solucionarse militarmente. Así lo han demostrado las últimas cuatro décadas de guerra sin pausa.
Autor: Sandra Petersmann (PK/DZC)