Airbus: entre globalización y derechos laborales
2 de marzo de 2007Independientemente de cómo se califique la reestructuración anunciada por Airbus y de cómo vaya a ser ésta en la práctica de un futuro cercano, seguro es que alrededor de diez mil trabajadores en Francia y Alemania perderán sus empleos. Los sindicatos franceses anunciaron una jornada de huelga por el recorte de 4300 puestos en la planilla. Los alemanes siguen en tensa espera del anuncio de lo que concretamente significará para ellos la temida reestructuración.
La tecnología es alemana
Previo a una reunión de las siete plantas alemanas de la empresa perteneciente al consorcio EADS, el director de Airbus Alemania, Gerhard Puttfarcken, dejó abierta la esperanza de un futuro no tan negro para los trabajadores aclarando ante la televisora alemana ZDF: "Estamos al comienzo de un proceso, que permite el diálogo". Por su parte, el ministro alemán de Tráfico, Wolfgang Tiefensee, se pronunció ante el diario Passauer Neue Presse: "La política ejercerá su influencia en el asunto y aprovecharemos toda oportunidad para conservar puestos de trabajo". El conocimiento tecnológico de Airbus no puede desaparecer, recalcó, pues ha sido precisamente el personal especializado quien ha aportado a la bonanza de pedidos en la empresa aeronáutica.
En caso de que el anunciado diálogo y la prometida gestión política no surtiesen ningún efecto, 3700 puestos de trabajo se perderían en Alemania. La planta en Laupheim, localizada en el estado federado de Baden-Württemberg, y la de Varel en Baja Sajonia se pondrían a la venta. Para la planta de Nordenham, localizada en Baja Sajonia a orillas de Mar del Norte, se precisaría un socio industrial. Por verse está si estas medidas lograrían lo que la salud de la empresa requiere: reducir la influencia política, reforzar lo que de consorcio internacional tiene Airbus y alistarla para el futuro.
Una consecuencia de la globalización
Esta crisis, según Puttfarcken, no tiene que ver con mala gerencia, es simplemente producto de la globalización y es, por ende, irremediable. Como sea y en aras de lo que fuere, decenas de miles de trabajadores temen, con razón, por su futuro. El primer ministro de Baden Württenberg, Günther Oettinger, recalca, por ejemplo, que los problemas y las pérdidas de Airbus no se producen en Laupheim. Lo contrario, de ahí proviene la alta tecnología de la que hace gala la joya de la aeronáutica europea: el Airbus 380.
Los franceses reaccionan
Por ello, en Francia, el secretario general de la Unión de Trabajadores, Bernard Thibault, insta a todos los empleados del sector aeronáutico a movilizarse el martes junto a sus colegas de Airbus. La esperanza que tienen es que el proceso de reestructuración, que llevará su tiempo, apenas comienza y está todavía sujeto a revisión. En su forma actual, según Thibault, conllevará despidos sin alternativas para los despedidos, contrariamente a lo que afirman Airbus y el gobierno francés.
Como fuere, éste es un momento de crisis para la empresa aeronáutica europea, y cada una de las partes intenta salir lo mejor posible. Aunque no está del todo claro lo que resultará de la reestructuración, seguro es que después de y a pesar de todas las negociaciones, muchos de los empleados de Airbus - por más altamente capacitados que se encuentren- no conseguirán llevar el agua hacia su molino. La excelencia, la globalización, el saneamiento y el futuro de la empresa valen la pena el sacrificio, opinan ciertos analistas.