Alemania no combate suficientemente el racismo
15 de agosto de 2008Han sido la víctima tradicional de todos los racismos y aún así, la marginación de los gitanos no parece tocar techo en Europa. A finales de junio de este año, la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea advirtió de la dramática tendencia: los ataques xenófobos contra los cíngaros llevan años creciendo en el Viejo Continente. Ahora otro estudio lo confirma, esta vez centrado sólo en Alemania y elaborado por el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de Naciones Unidas (CEDR).
Y para desgracia de un país multicultural como Alemania, no son sólo los gitanos los que en pleno corazón de Europa se encuentran con el desprecio y la incomprensión, cuando no con cosas peores, sino también otros colectivos que pertenecen igualmente a los acostumbrados al rechazo: judíos, musulmanes y asilados, especialmente si proceden de África.
Historias de discriminación
Los gitanos ya no viajan en carros de colores, sino en caravanas modernas impulsadas por coches. Pero aún así, viajan. En un cruce entre dos autopistas berlinesas acampan durante el verano. Algunos viven en invierno una vida “normal”, otros son nómadas todo el año.
Cuando la reportera de la radio alemana WDR 5 se acercó a este asentamiento de cíngaros, muchos no quisieron revelarle sus verdaderos nombres: por miedo a que las personas más allá de la explanada descubran su etnia. Así, siempre pueden pasar por un extranjero cualquiera.
Y ésta no es la única historia de discriminación que se cuenta en los barrios de quita y pon: sobre todo en los colegios, los niños gitanos se sienten con frecuencia marginados. El sistema escolar alemán es duro con los inmigrantes y con los que no se ajustan a la norma: la crítica la escucha Alemania una y otra vez, y se repite en el informe que le dedica el CEDR.
Además, en los Estados alemanes de Hesse, Baden-Wurttemberg y Sajonia, se alarma el Comité, algunos hijos de asilados no estarían acudiendo a la escuela. Las autoridades tienen la obligación, y de hecho hacen muy buen uso de ella cuando se trata de menores nacionales, de aplicar los amplios medios a su alcance para que ningún niño falte a clases.
Víctimas de la violencia
Más allá de la marginación, la frecuencia de los actos violentos contra foráneos aumenta en Alemania. La extrema derecha y los grupúsculos xenófobos están ganando en presencia social, y la lucha contra ellos es librada de forma deficiente por el Gobierno alemán, que no procede con la contundencia necesaria, concluye el informe del Comité antidiscriminación.
Tampoco la Justicia germana está equipada con los mecanismos apropiados para combatir el racismo, denuncia el documento. Los jueces carecen aquí de la posibilidad de añadir a las penas un agravante por conducta xenófoba. Además, como media, los alemanes víctimas de agresiones reciben mayores indemnizaciones que los extranjeros.
No todo es negativo
En los servicios públicos de Alemania, como por ejemplo la policía, el número de empleados extranjeros o nacionalizados no es proporcional al porcentaje que representan en la sociedad, descubrió el Comité por medio de una encuesta. Pero aún así, no siempre el CEDR obtuvo resultados negativos.
„El objetivo de esta ley es acabar con la discriminación por motivos de raza, etnia, sexo, religión, ideología, discapacidad, edad u orientación sexual”, dice en su artículo primero la Ley de Igualdad, aprobada por el Gobierno alemán en 2006 y bien calificada por Naciones Unidas.
En 2007 se puso en marcha en Alemania el Plan Nacional contra el Racismo, que también encuentra elogios en el informe. Igual que la muy discutida Conferencia sobre el Islam, auspiciada por el Ministerio del Interior germano con la intención de dar plataforma al relevante diálogo con los miembros de una religión que es mayoritaria entre los inmigrantes alemanes, pero que carece por propia definición de estructuras jerárquicas y despachos que la representen.