Arrecian las protestas en Alemania
17 de agosto de 2004Las protestas contra las reformas gubernamentales siguen cobrando fuerza en Alemania, especialmente en el Este del país. Pese a que el gobierno de socialdemócratas y verdes hizo pequeñas correcciones a sus planes, las iras no se han aplacado. Como en el movimiento de protesta que hace 15 años puso a tambalear al régimen de la RDA, la cantidad de gente que acude a las manifestaciones de los lunes va en aumento. La semana pasada fueron cerca de 40 mil personas. Ayer, el número superó los 90 mil.
Mal de muchos...
Son malas noticias para el gobierno que, a todas luces, no ha logrado convencer a la ciudadanía de que no queda otro camino para rescatar el sistema de seguridad social del colapso. Y menos de que, con estas reformas, se favorecerá a la población y contribuirá a combatir el desempleo, que se ha convertido en un problema crónico. La gota que rebalsó el vaso de la paciencia popular fue la decisión de homologar los subsidios que reciben aquellos que llevan largo tiempo desempleados con el de los que reciben ayuda social, aunque jamás hayan percibido un salario.
Cierto es que no todos saldrán perjudicados con este cambio y que algunos incluso recibirán más dinero que hasta ahora. Igualmente cierto es que en otros países europeos se han llevado a cabo recortes mucho más draconianos de los sistemas de seguridad social. Baste recordar los tiempos de Margaret Thatcher en Gran Bretaña. No obstante, eso no sirve de consuelo a los alemanes, que temen por su futuro.
Frustración en el Este
El hecho de que las manifestaciones sean mucho más concurridas en la parte oriental de Alemania, mientras en la occidental se reducen a unos cuantos centenares de asistentes, obedece sin duda a que el desempleo es mucho mayor en el Este, donde se eleva a cerca de un 20%. Según el primer ministro de Brandeburgo, el socialdemócrata Matthias Platzeck, las protestas son expresión de una creciente frustración de los germano-orientales. De hecho, aún no se vislumbran allí los paisajes florecientes que prometió el entonces canciller Helmut Kohl cuando se consumó la reunificación alemana.
Pero el descontento popular no se limita a esas regiones, aunque no se manifieste en todas partes con igual fuerza en las calles. El canciller Schröder y su equipo se muestran decididos a seguir adelante, pese a ello y a las críticas que se alzan dentro de sus propias filas socialdemócratas y las de los sindicatos. De momento, su mayor apoyo proviene de hecho del sector empresarial que, tras las manifestaciones de este lunes, exhortó al gobierno a no doblegarse y mantener el rumbo emprendido.