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Bosques tropicales: a la espera de acuerdo

Luna Bolívar Manaut16 de enero de 2006

Durante diez días expertos de Naciones Unidas tratarán en Ginebra de sacar al Convenio Internacional de las Maderas Tropicales del estancamiento. El encuentro tiene carácter de urgencia, y no es para menos.

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Los bosques tropicales son el pulmón por el que respira la tierra.Imagen: dpa

Cada año desaparecen de nuestro planeta 15 millones de hectáreas de bosque tropical, el pulmón de la Tierra. Los bosques tropicales reducen la concentración de CO2 en la atmósfera y contribuyen de manera significativa a frenar el temido cambio climático. Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, México y Venezuela son países con importantes extensiones de estos árboles renovadores del aire que respiramos.

Organizar el mercado de maderas tropicales resulta fundamental para acabar con la tala desenfrenada de estas imprescindibles reservas naturales. Ése era el objetivo principal del Convenio Internacional de las Maderas Tropicales. Pero el texto, que data de 1994, tiene muchas limitaciones y los expertos esperan poder presentar un documento que agrade a todos: a los 33 países vendedores de maderas y a los 26 consumidores.

¿A la cuarta va la vencida?

Tropenholz im Hafen Symbolbild Import Export
La madera tropical genera a los países productores beneficios de unos 10.000 millones dólares al año.Imagen: dpa - Bildarchiv

El Convenio Internacional de las Maderas Tropicales nació en 1983. Desde entonces ha sido ampliado en dos ocasiones, pero las últimas tres reuniones para su modificación se han cerrado sin acuerdo. Con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, desde hoy y hasta el próximo 27 de enero, 150 delegados intentarán salvar sus diferencias.

Entre los puntos de la discordia se encuentra la financiación del Convenio, que para algunos miembros debiera dejar de ser opcional y fijar cuotas obligatorias. También el voto es una cuestión espinosa. Dentro del Consejo Internacional de las Maderas Tropicales se vota en grupos, productores por un lado, entre los que se encuentran los países latinoamericanos, y consumidores, como los Estados de la Unión Europea, por el otro, pese a que numéricamente los vendedores son más que los compradores.

Además, el texto de 1983 sólo hacía referencia a las maderas tropicales. Hoy algunos miembros opinan que su alcance ha de ser mayor e incluir la protección de los bosques tropicales. El equilibrio entre intereses económicos y medioambientales es difícil de mantener, teniendo en cuenta que muchos de los países con grandes bosques son pobres o están en vías de desarrollo, y que se calcula que la venta de maderas tropicales aporta unos beneficios de unos 10.000 millones de dólares por país.

La "certificación" bolivariana

Waldroden im Regenwald Brasilien
La explotación sostenible de los bosques es la clave para mantener en equilibrio los diversos intereses.Imagen: AP

En septiembre de este año se concedió a Bolivia la "certificación" de más de dos millones de hectáreas de bosque tropical. Con ello, este país se convertía en el Estado latinoamericano con más terreno de bosque "certificado", por encima incluso de Brasil.

La "certificación" de un bosque la otorga el Consejo de Manejo Forestal, con sede en la ciudad mexicana de Oaxaca, y supone para el comprador una garantía de calidad medioambiental: el bosque del que salió la madera se explota de manera sostenible, es decir, atendiendo a la preservación de las especies y evitando su tala desenfrenada hasta la extinción.

La "certificación" evita a los productores acabar por abuso con su fuente de ingresos y facilita la entrada a mercados como el estadounidense o el británico, suponiendo una importante ventaja comercial. Una fórmula que se aplica desde hace 10 años y que demuestra que el hombre y su dinero pueden convivir con la naturaleza.