Con el acordeón por el mundo
10 de agosto de 2012Con calma pero al mismo tiempo ardiente sostiene Cathrin el acordeón delante de su cuerpo grácil. La mujer y su instrumento parecen hechos el uno para el otro.
Sin embargo, el comienzo de esta historia de amor resultó ser más pragmático, como recuerda la berlinesa. La hija de un director de una academia de música empezó a aprender acordeón a comienzos de los años 70 con poco ánimo de ensayar. Cuando la academia estaba a punto de excluirla de la enseñanza, se decidió por el instrumento en lugar del deporte.
El acordeón, guía turística
Desde entonces el acordeón la ha acompañado en todas las etapa de la vida.
Después de estudiar al acordeón clásico en la universidad, arriesgó el paso hacia el autoempleo. Con la caída del muro de Berlín también desaparecieron todas las barreras para la futura viajera y así comenzó a descubrir aquellas regiones que incluían al acordeón en su gama de instrumentos. Hasta hoy ha visitado todos los continentes menos Australia. “Mi instrumento es la mejor guía,” opina. En Brasil sorprendió a los nativos explicándoles que el acordeón, a pesar de ser muy popular y extendido en la cultura brasileña, tiene sus raíces en Alemania.
“En el fondo, el acordeón suele ser un instrumento agresivo”, explica Cathrin Pfeifer.
“En todas partes, donde ha llegado, se integró en la música popular y la cambió. A veces incluso desbancó a otros instrumentos tradicionales. Me parece interesante cuántas culturas han descubierto al acordeón para sí mismas”.
Una mujer de bandera
Además de componer música para producciones televisivas, la individualista alemán da conciertos participa en tours con bandas de rock y produce sus propios álbumes musicales. En todos sus trabajos se presenta como una mujer fuerte que repara ella misma su acordeón. Justo para estas situaciones realizó un cursillo intensivo en un taller conocido en Colonia. En este marco también se le ocurrió la idea de organizar donaciones de viejos instrumentos y mandarlas a Madagascar. Sin embargo, el proyecto no suele ser tan altruista como parece a primera vista: le dio la posibilidad a la aventurera de conocer la isla exótica. Por supuesto, con su acordeón en el equipaje.
Autoras: Katrin Wilke / Julia Luhnau
Editor: Pablo Kummetz