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¿Llegó el fin de la energía atómica en Alemania?

28 de abril de 2011

¿Qué tan rápidamente puede Alemania poner fin a su generación y uso de energía atómica? Una “comisión de ética” espera hallar respuestas en un mes. ¿Podrían servir a los latinoamericanos los argumentos de este debate?

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La sociedad alemana debate públicamente. La “comisión de ética” deberá presentar sus conclusiones el 28 de mayo.Imagen: dapd

Este 28 de abril se reunió por primera vez la “comisión de ética” creada a instancias de la canciller alemana, Angela Merkel, para dar respuesta a una añeja cuestión, atizada desde hace siete semanas por el accidente nuclear de Fukushima: ¿qué tan rápidamente se puede poner fin a la generación y al uso de la energía atómica en Alemania?

La sesión de once horas fue transmitida por televisión e Internet desde Berlín, haciendo gala de una transparencia que ha escaseado en el marco de otros debates de interés público.

El gremio –integrado por diecisiete personalidades de los ámbitos científico, económico, político y de activismo civil ambientalista – analizará las recomendaciones realizadas en esta sesión por alrededor de treinta expertos invitados; las discutirá de nuevo en la asamblea de clausura –entre el 13 y el 15 de mayo–; y presentará sus conclusiones públicamente el 28 de mayo.

El presidente de la comisión, Klaus Töpfer, señaló que, pese a la prisa, este “consejo de sabios” puede aportar al Gobierno instrumentos para tomar la decisión correcta.

Entre la mediación y el "duelo a muerte"

Se espera que los planteamientos del informe final le sirvan de guía al estamento para determinar en junio cuántas de las diecisiete plantas nucleares alemanas serán desconectadas definitivamente de la red energética nacional y cuándo será apagada para siempre la última de ellas.

La inminencia de esta deliberación ha llevado a que las partes involucradas –desde la industria atómica hasta organizaciones ambientalistas como Greenpeace– defiendan sus perspectivas como si de un duelo a muerte se tratara. Son muchos los intereses en juego.

De un golpe, o poco a poco

Deutschland Atomkraft Klausurtagung der Ethikkommission Klaus Töpfer und Matthias Kleiner
Klaus Töpfer (i) y Matthias Kleiner (d).Imagen: dapd

A Klaus Töpfer, ex director del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, le corresponde fungir de mediador entre los que aseguran que la energía generada por el sol, el viento, el agua y la biomasa puede llenar prontamente el vacío que deje la energía atómica y los que advierten sobre las graves consecuencias que una desconexión apresurada de las plantas nucleares traería consigo. El aumento abrupto de los precios de la electricidad y la pérdida de numerosos puestos de trabajo son sólo dos de ellas.

Este jueves (28.4.2011), Johannes Teyssen, presidente de E.ON, el consorcio energético más grande del país, dijo que “apagar de golpe” las plantas nucleares obligará a importar energía atómica de otros países y a construir nuevas centrales para producir combustibles fósiles, un escenario que atenta contra las metas de Alemania para la reducción de gases contaminantes.

Otros empresarios añadieron que apagones atribuibles a energías “menos fiables” que la atómica pueden dañar instalaciones productivas irreparablemente en cuestión de horas.

Hasta la iglesia evangélica alemana ha decidido participar en la discusión. De hecho, según su máximo dignatario, el obispo Nikolaus Schneider, la institución religiosa estudia la posibilidad de hacer un llamado a todos los cristianos de Alemania para que solamente empleen electricidad generada por energías renovables.

De ahí que, en este momento, muchos se pregunten si los diecisiete consejeros del Gobierno lograrán reconciliar posiciones tan contrastantes en una tesis sincrética y practicable. “No hay respuestas fáciles ni caminos sin obstáculos”, dijo Matthias Kleiner, vicepresidente de la comisión de ética.

Johannes Teyssen, Vorstandsvorsitzender des Energieunternehmens E.ON
Johannes Teyssen desaconseja “apagar de golpe” las plantas nucleares.Imagen: AP

¿Se mira América Latina en el espejo alemán?

“No basta con decir que apagaremos las centrales”, dijo Töpfer hace unos días, subrayando que el Estado industrializado que es Alemania necesita un suministro eléctrico estable. “No deberíamos ponerlo en peligro si no queremos comprometer la solidez de nuestra sociedad”, acotó, insistiendo en que lo importante es hallar la respuesta al dilema de la energía nuclear sin sacrificar el bienestar del país.

Y cabría preguntarse: ¿qué relevancia tienen para los latinoamericanos los argumentos oreados en el debate alemán? En principio, mucha; pero eso está por verse. Después de todo, los riesgos ecológicos de la energía atómica, las consecuencias económicas de prescindir de ella y la viabilidad tecnológica de generar suficiente “energía verde” para satisfacer las demandas de la población y del sector productivo no sólo le incumben a los países industrializados.

A más tardar desde la catástrofe de Fukushima, estos temas le competen a México, a Brasil y a Argentina, que ya cuentan con reactores nucleares, así como a Venezuela y a Chile, que tienen ambiciones energéticas similares.

Considerando que Chile está ubicado en una región tan afectada por terremotos como Japón, no sería de extrañar que la opinión pública local emulara a la alemana oponiéndose a la cooperación chileno-estadounidense para el desarrollo de tecnología atómica.

Pero, ¿y los demás? Puede que el resto del continente descarte el uso de la tecnología nuclear por ser demasiado cara y difícil de implementar, pero eso no protege a los vecinos de quienes poseen centrales atómicas del peligro que un accidente representaría para su seguridad nacional. Y, después de Fukushima, el de la seguridad es el principal argumento en contra de la energía nuclear.

Autor: Evan Romero-Castillo (dpa/ap/ots/reuters)
Editora: Rosa Muñoz Lima