Crece el populismo de derecha en Europa
12 de abril de 2010
Al haber finalizado el recuento de votos, el Comité de Elecciones húngaro certificó ayer, domingo 11 de abril, la derrota del Partido Socialista Húngaro (MSZP), liderado por el primer ministro Gordon Bajnai. La Alianza de Jóvenes Demócratas (FIDESZ) del ex primer ministro húngaro Viktor Orban se aseguró 206 de las 386 bancadas en el Parlamento. Los socialistas sólo ocuparán 28 escaños, mientras el partido liberal verde LMP se quedó con cuatro. Las 26 bancadas obtenidas por el partido de extrema derecha Jobbik permitirán su ingreso al Parlamento.
Una segunda vuelta está planeada para el 25 de abril. En ella se decidirá si Fidesz ha obtenido los dos tercios necesarios para la mayoría requerida para llevar a cabo reformas sin el apoyo de la oposición.
El líder de Fidesz, Viktor Orban, manifestó el domingo 11 de abril que “los húngaros votaron por Hungría y por el futuro de Hungría. Hoy, los ciudadanos húngaros derrotaron la desesperanza”, expresó el ex primer ministro. Durante su campaña, Orban prometió reducciones impositivas, así como la creación de un millón de puestos de trabajo en los próximos 10 años, además de medidas de impulso a la debilitada economía húngara. La popularidad de los socialistas se vio seriamente dañada por sus medidas de austeridad, así como por la alta tasa de desempleo durante su gobierno, que llegó a más del 11 por ciento.
Apoyo a partidos populistas de derecha en Europa
A medida que la Unión Europea sigue creciendo y expandiendo su zona libre de visado hacia Islandia y la frontera con Ucrania, muchos ciudadanos se sienten cada vez más europeos. Pero no todos apoyan la anulación de barreras entre las naciones. En meses pasados, partidos de derecha y hasta de extrema derecha han embolsado gran cantidad de votos a lo largo del continente europeo.
En Hungría, el partido Jobbik obtuvo más del 16 por ciento de las boletas, marcando así la entrada de la extrema derecha al Parlamento. Jobbik capitalizó en votos los sentimientos nacionalistas y el regreso del antisemitismo y de los movimientos antigitanos en un país duramente golpeado por la recesión.
Lo mismo sucedió en Francia con el Frente Nacional, en Italia con la xenófoba Liga del Norte y en Holanda con el Partido por la Libertad, que consiguió enorme cantidad de votos en las recientes elecciones parlamentarias.
“Ofrecen respuestas simples a problemas complejos: la situación económica, el desempleo o la inseguridad”, opina Wolfgang Kapust, de la emisora pública alemana WDR. “Lo que quieren, sobre todo, es deshacerse, deportar o ‘mandar a casa' a los extranjeros y a “los otros”.
Problemas en el Parlamento
Dado que los partidos de derecha se definen a sí mismo a través de su alejamiento de todo lo que es ‘extraño', les resulta difícil reunir adeptos más allá de las fronteras de sus países, lo que se refleja también en la Unión Europea.
“Los populistas y la extrema derecha se oponen a toda institución política supranacional, como lo es la Unión Europea. Quieren una Europa hecha de países nacionalistas, y quieren mantener la identidad de su propio país”, subraya Kapust.
De acuerdo con el experto, las diferencias entre los movimientos nacionalistas son demasiado grandes. Los partidos de extrema derecha siguen siendo partidos de protesta, incapaces de formar alianzas.
Nacionalismo francés
Sin embargo, el hecho de que no formen coaliciones no significa que los partidos de extrema derecha no tengan influencia. A menudo, los partidos nacionalistas ejercen presión sobre los partidos conservadores de centro derecha, que temen perder su intención de voto.
Eso es lo que se pudo observar, por ejemplo, en las elecciones regionales en Francia el pasado mes de febrero. El Frente Nacional, liderado por Jean-Marie le Pen, de 81 años, abogó por enviar de regreso a los inmigrantes africanos a su continente, ganando así votos a expensas del presidente francés Nicolas Sarkozy, del partido conservador UMP.
En las elecciones regionales, los conservadores pudieron demostrarle a Sarkozy que no están de acuerdo con su política, opina Elisabeth Cadot, experta francesa de Deutsche Welle. “Muchos de aquellos que estaban desilusionados con la política de Sarkozy volvieron a votar por el Frente Nacional”, apunta Elisabeth Cadot.
Italia: inmunidad ante el escándalo
Mientras muchos de los pequeños partidos de extrema derecha no establecidos a menudo desaparecen rápidamente de escena, los partidos populistas de derecha moderados tienden a sobrevivir. La victoria de Silvio Berlusconi en las elecciones regionales italianas sorprendió a muchos que no pensaban que fuera posible, más que nada debido a los numerosos escándalos en los que se vio envuelto Berlusconi, entre los que se cuenta nada menos que un juicio por corrupción.
Pero Berlusconi supo permanecer en el poder principalmente por haber formado hábilmente una coalición con otros populistas de derecha, opina Stefan Koeppl, experto en Italia de la Academia de Educación Política en Tutzing. El experto subrayó que “los ganadores no son sus opositores, sino sus aliados, como, por ejemplo, los de la Liga Norte. ”Por otro lado, los problemas de Berlusconi con la ley no son nada nuevo, opina Stefan Koeppl: “Alguien que le haya perdonado lo que hizo en los últimos quince años no se desilusionará por las acusaciones más recientes”.
Holanda: un caso especial
El líder del Partido para la Libertad de Países Bajos, Geert Wilders, arrasó con los votos en los últimos comicios municipales de marzo pasado. Wilders se distanció de los programas tradicionales de extrema derecha, así como del antisemitismo. Se presentó como un defensor de la democracia, al tiempo que criticaba severamente la expansión del islamismo en Europa. Tildó al Corán de ‘libro fascista', argumentando que “no existe algo así como un islamismo moderado”.
Para Wolfgang Kapust, hay ciertas similitudes entre el partido de Geert Wilders y otros movimientos que no eluden el contacto con la extrema derecha en el espectro político: “Lo que sucede en Holanda está claramente vinculado con la prohibición de construir minaretes en Suiza y los movimientos ‘pro' en Alemania”, explica el experto.
Los electores suizos se decidieron en noviembre de 2009 por una reforma de la constitución del país para prohibir que se construyeran minaretes. Este paso fue aplaudido por los movimientos ‘Pro-Colonia' y ‘Pro-NRW', del populoso estado alemán de Renania del Norte-Westfalia. Dichos grupos están consolidados y ocupan asientos en consejos locales, haciendo campaña con una plataforma anti-islamista y criticando lo que ellos llaman una ‘islamización de la sociedad'. Los politólogos llaman a las actividades de dichos grupos ‘racismo anti-islámico'.
Autor: Fabian Schmidt/ Cristina Papaleo
Editor: Enrique López Magallón