Cuba: ¿cómo salir de la crisis?
15 de noviembre de 2023La economía cubana vive una “crisis permanente”, de la que no se ha recuperado desde la caída del llamado campo socialista en torno a la Unión Soviética, en la década de 1990, dice a DW la economista cubana Tamarys Bahamonde, de la University of Delaware.
Cuba nunca recuperó ni la inversión, ni las exportaciones, ni relaciones comerciales y financieras estables con otro bloque de países que le ofreciera las ventajas de sus aliados socialistas de entonces. Su integración al ALBA fue breve, sin resultados a largo plazo, explica.
Luego, el “tímido” proceso de reformas del expresidente Raúl Castro (2008-2018) “nunca logró consolidar un nuevo modelo económico”, observa su colega y compatriota Ricardo Torres, de la American University.
Crisis económica, social, política
Ya muy debilitada, la economía cubana enfrentó otra serie de “choques externos negativos”: la crisis de su nueva socia Venezuela, el recrudecimiento del embargo estadounidense por parte del expresidente Donald Trump, la pandemia de COVID y la invasión rusa a Ucrania.
La caída en picado de la actividad económica del país, el aumento de su endeudamiento, o sus impagos a proveedores y acreedores, se reflejan hoy en una elevada tasa de inflación, en la depreciación del peso cubano en el mercado informal y en altos déficits fiscales (los ingresos no alcanzan a cubrir los gastos públicos), explica Torres.
Esto tiene “efectos sociales muy claros”, como el deterioro de los servicios de salud y educativos, o el aumento de la desigualdad y el delito, ilustra el economista cubano. Se observan, también, impactos políticos: se incrementan las protestas públicas y su represión, además del abstencionismo electoral. Y una vía de escape vuelve a quedar clara: la emigración bate récords.
¿Sin estrategia estatal para salir de la crisis?
Todo esto ocurre “frente a un liderazgo que ha sido incapaz de estructurar una estrategia para salir de la crisis”, opina Torres. El Gobierno ha tomado hasta ahora medidas “desafortunadas”, como el llamado “ordenamiento”, dice.
Se refiere a una reforma monetaria, de precios, salarios y pensiones, que se implementó en 2020, en medio de un serio desabastecimiento de combustible, alimentos, medicinas y otros productos básicos, agravado por las medidas de Trump y la pandemia.
El Banco Central no pudo satisfacer la demanda de divisas del país, y eso impulsó el mercado de cambio informal, la depreciación de la moneda nacional y una escalada inflacionaria que no se ha podido contener, coinciden los expertos.
Micro, pequeñas y medianas empresas
Un paso correcto ha sido, en cambio, otorgar personalidad jurídica a las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME). En ellas está hoy “el potencial de la economía cubana”, opina, desde La Habana, Omar Everleny Pérez, exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC).
Al finalizar este 2023, las MIPYME podrían ser responsables de más de la mitad de las importaciones de bienes del país, incluidas las de alimentos básicos. “Pero no se puede esperar que saquen al país de la crisis”, advierte Bahamonde.
La apertura de este sector privado al comercio exterior seguirá siendo, además, una medida “contradictoria” mientras no se logre formalizar un mercado cambiario con tasas de mercado, agrega, por su parte, Ricardo Torres, el economista cubano de la American University.
Abrirse a la inversión o esperar
El Gobierno ha impulsado y frenado repetidamente el desarrollo del sector privado y la inversión extranjera en Cuba en las últimas décadas. Y sigue sin existir “un marco predecible donde los inversores (nacionales y extranjeros) puedan formarse expectativas de rentabilidad que estimulen la inversión productiva y la generación de empleos”, insiste Torres.
De ahí que, en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, se han cerrado 60 acuerdos en 10 años, con un volumen de inversión que era el proyectado para un año, observa su colega Pérez.
“La apuesta del Gobierno es a una mejoría del entorno internacional para resolver la crisis”, lamenta Torres. Se espera que el turismo retome las cifras prepandemia, o que se alcancen acuerdos favorables con aliados como Rusia, por ejemplo. Sin embargo, Cuba no controla las coyunturas externas.
Aceptar el mercado
Lo que Cuba necesita es una reforma integral, que, en primer lugar, “tiene que aceptar el mercado”, destaca Pérez. Hasta ahora, se ha prometido, pero no se ha concretado una ley de empresas, “que permita que quiebren”, que no se sigan subsidiando empresas estatales que no producen sino pérdidas, precisa. Y “el Estado debe concentrarse en actividades estratégicas, no en todas”, agrega el exdirector del CEEC, que apunta a más privatizaciones en la agricultura y la gastronomía.
Además, Cuba debería renegociar su deuda externa sobre bases realistas y dependientes de un programa creíble de reformas, con metas medibles y verificables. Y reparar los vínculos con la diáspora, incorporando derechos políticos y ampliando los derechos económicos, propone Torres.
No hay soluciones rápidas a la grave crisis actual, "tan profunda, que requiere políticas multidisciplinarias, en todas las áreas, no solo de la economía, sino también de la sociedad", advierte Bahamonde. Pero, de la crisis cubana, dice, "ya no se sale con soluciones de corto plazo, tienen que ser soluciones realmente estructurales, que toman tiempo".
(ms)