Cumbre de la APEC insta a la liberalización comercial
21 de noviembre de 2004La declaración final del encuentro del foro de Cooperación del Asia-Pacífico (APEC) contiene todos los ingredientes que cabía esperar: una profesión de fe en el comercio multilateral, ligada al compromiso de sacar adelante la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio, un llamado a combatir la corrupción y, desde luego, una proclamación de unidad en el combate contra el terrorismo internacional.
Potencial económico
Los acuerdos alcanzados en la cumbre de Santiago de Chile tienen relevancia principalmente económica. Un buen ejemplo es la aprobación de una iniciativa para compatibilizar los acuerdos comerciales bilaterales entre los miembros del grupo, integrado por 21 países con una población conjunta de 2.500 millones de personas. El potencial del área abarcada queda de manifiesto en un dato: en los socios de la APEC recae el 47% del comercio mundial.
En el aspecto político el asunto es más complicado. Al margen de los problemas pendientes entre algunos vecinos asiáticos, ciertamente resulta difícil poner en un mismo saco a estados democráticos con otros como el chino, que tiene su particular interpretación de las libertades cívicas y los derechos humanos. Por eso resulta de momento iluso esperar mucho más que declaraciones generales como la de Santiago, que incluye la exhortación a ratificar las convenciones básicas contra el terrorismo y el acuerdo de tomar medidas para evitar que los terroristas tengan acceso al sistema financiero internacional.
Lo que queda del “eje del mal”
No obstante, la presencia del presidente estadounidense en la capital chilena llevó al primer plano los principales temas de hoy en la política internacional y la consiguiente polémica que provocan las posturas de Washington. Manifestaciones contra Bush y la guerra de Irak marcaron la tónica de este fin de semana en las calles santiaguinas, con el consiguiente despliegue de las fuerzas de seguridad. Al margen de un altercado entre los guardaespaldas del jefe de la Casa Blanca y la policía local, que las autoridades chilenas se esmeraron en minimizar, quedó claro que el mandatario estadounidense sigue polarizando.
Igualmente en claro quedó que no ha variado su visión del “eje del mal”, aunque ahora sus integrantes hayan quedado reducidos a Irán y Corea del Norte. En ambas direcciones envió Bush severas advertencias, conminándolos a renunciar a las armas de exterminio masivo. Por lo visto, el anuncio de Teherán de que suspenderá el enriquecimiento de uranio indefinidamente no tranquiliza mucho al gobierno de Washington. Pero, por ahora, le será difícil convencer a sus aliados -sobre todo a los europeos- de incrementar más aún la presión sobre Teherán. Corea del Norte, por su parte, no se ha mostrado hasta el momento en absoluto impresionada por las palabras de Bush y probablemente también hará caso omiso del duro mensaje lanzado desde Santiago.