“El mito desapareció”
3 de mayo de 2011
La Repubblica, de Roma: “Han pasado ya más de 3000 días desde el terrible atentado del 11 de septiembre de 2001. Durante esos años, había cobrado fuerza el mito según el cual el líder terrorista Osama Bin Laden nunca podría ser atrapado. Pero ahora el mito desapareció. Al Qaeda quedó acéfalo y su líder, que había jurado acabar con Occidente, ha muerto. Este éxito del presidente estadounidense Obama es la mejor respuesta que él puede ofrecer a quienes hace poco cuestionaban su lugar de nacimiento.”
“La Casa Blanca conoce bien sus prioridades”
Handelsblatt, de Berlín: “Ahora Obama es, ante todo, el presidente que liquidó a Bin Laden, con lo cual se pone punto final a las críticas acerca de la estrategia política externa e interna del presidente de EE. UU., probablemente por un largo tiempo. El hecho de que el jefe de Al Qaeda haya dejado de existir podría asegurarle a Obama la reelección en noviembre del año próximo. Y no sólo porque los estadounidenses vivan el deceso de Bin Laden como una liberación, sino también porque la muerte del mayor terrorista de todos los tiempos no es el producto de una acción comando casual, sino una medida planeada durante meses, y conlleva el siguiente mensaje: aunque EE. UU. se retire paulatinamente de los enclaves bélicos de Oriente Medio, la Casa Blanca no pierde de vista cuáles son sus prioridades.”
Continuarán los atentados terroristas
Le Monde, de París: “El hombre que personifica a la yihad internacional muere justamente cuando la ‘primavera árabe' derrota a ese fantasma totalitario. Desde el momento en que los pueblos árabes se rebelan en nombre de la democracia y no del islamismo, Osama Bin Laden pasó a ser un cadáver político. (…) La muerte de Bin Laden se produce en el instante en el que la capacidad del islamismo de movilizar y formar seguidores disminuye, lo que no significa que no se vuelvan a producir atentados terroristas. Y tampoco que Al Qaeda y sus esbirros en el Magreb y en el Sahel ya no causen estragos. Siempre habrá grupos que utilicen el nombre de Al Qaeda para asesinar y secuestrar en cualquier parte del mundo.”
"El mito desapareció"
Neue Zürcher Zeitung, de Ginebra: “Luego de la muerte de Bin Laden, las organizaciones afines a Al Qaeda intentarán más que nunca llevar a cabo atentados, no sólo en Pakistán, sino también en países occidentales. Además, Europa y EE. UU. están amenazados por un fenómeno que tiene que ver indirectamente con Al Qaeda. Se trata de los terroristas que nacieron o crecieron en Europa o EE. UU., jóvenes convertidos al Islam o hijos de inmigrantes que se radicalizaron gracias a las múltiples posibilidades que ofrece Internet y luego se formaron en campamentos para terroristas en Pakistán. Casi todos los intentos de ataques terroristas de los últimos años en Europa fueron perpetrados por esos ‘terroristas hechos en casa', la mayoría de ellos hombres jóvenes y solitarios que llevaban una vida para nada fuera de lo común. Esas son particularidades que tornan difícil el poder combatirlos. La simiente de Bin Laden dio sus frutos.”
“Discurso ideológico de Bin Laden pierde peso”
El País, de Madrid: “Una tarea como el exterminio de Bin Laden, ejecutada en menos de una hora pero preparada durante años, esconde siempre multitud de claroscuros. Pero su elemento clave, y el de mayores implicaciones, es el papel jugado por el Gobierno paquistaní. Pakistán, aliado nominal de Washington contra el terrorismo, país clave en la guerra de Afganistán y receptor de miles de millones en ayuda militar, ha sido epicentro de la batalla contra Al Qaeda y la yihad global. (…) Más relevante que la desaparición del profeta de la yihad es el hecho de que su discurso ideológico pierde peso a todas luces en el mundo musulmán. Ni Bin Laden ni Al Qaeda han jugado ningún papel en las revueltas populares triunfantes o en marcha en muchos países árabes. La narrativa islamista ha sido marginada en el despertar de unos pueblos que luchan y mueren ahora por anhelos como la dignidad, la libertad y la democracia, anatema todos ellos para Bin Laden y sus secuaces.”
CP/ dpa
Editor: Pablo Kummetz