Más dinero para el medio ambiente
18 de junio de 2012
La reforma del Programa de Naciones unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) es un factor de disenso en Rio+20. En el contexto actual de crisis ambiental y de amenazas de mayores catástrofes en el futuro, los países que negocian el texto final de la conferencia todavía no saben cómo dotar de más facultades a ese órgano. Pero Achim Steiner, director ejecutivo de Pnuma, tiene ideas bien claras acerca de cómo lograrlo: con más dinero, más poder y más países miembros. Steiner conversó con Deutsche Welle en Brasil durante la Rio+20.
Deutsche Welle: Antes de comenzar la conferencia Rio+20 usted criticó la ausencia de liderazgo de Brasil. ¿Ha cambiado de opinión, ahora que la conferencia ya está en marcha?
Achim Steiner: En esa ocasión se me preguntó si habría una crítica internacional en cuanto a la preparación de Rio+20. Y claro que antes de un encuentro como este se producen críticas dirigidas hacia las Naciones Unidas, a la organización y al rol político del país anfitrión. Pero ahora estamos en Río, y dentro de pocos días, más de cien jefes de Estado se harán presentes aquí. Esta reunión cumbre ya está cobrando vida.
Las negociaciones son difíciles, y estamos trabajando en un ambiente influenciado por crisis políticas y financieras. Y el mundo de hoy ya no es el de 1992: ya no existe la división entre el norte y el sur, ni entre el este y el oeste. Ahora son muchos los intereses nacionales en juego y todos tratan de sacar lo mejor para sí de este encuentro.
Ese es, justamente, uno de los grandes desafíos del multilateralismo, en el que cada país negocia apuntando a sus propios intereses. Pero entonces, ¿por qué todos esos países se vuelcan hacia Rio+20? Porque quieren un resultado. Brasil quiere un resultado; la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, querrá salir de aquí con un resultado. Teniendo en cuenta esas consideraciones, nadie debería abandonar el debate hasta el último minuto de la cumbre.
¿Qué espera usted de Rio+20? ¿Es optimista al respecto?
Ser optimista es parte de mi trabajo. Como director ejecutivo de Pnuma, no puedo respaldar la resignación. Por el contrario, siempre soy optimista porque creo que la humanidad no desea destruir este planeta de manera conciente. Necesitamos identificar alternativas ahora y esa es la razón por la cual se produce este encuentro.
Cuando los países y los diversos sectores no logran avanzar en la cuestión de la sostenibilidad, es preciso que se lleven a cabo también negociaciones internacionales. De esa manera, creo que, 20 años después de la Eco 92, todos tienen un motivo para reencontrarse aquí. Como lo demostró recientemente una relatoría de Pnuma, no logramos alcanzar prácticamente ningún criterio de sostenibilidad. Tenemos todas las soluciones a disposición, pero éstas precisan un incentivo económico y político. Sin esas condiciones, no llegaremos a la meta. Ese es el núcleo de nuestra tarea en Rio+20.
En la conferencia Rio+20 también se debate una reforma estructural de Pnuma. Además, ese es un punto de desavenencia en las negociaciones. ¿De qué modo debería realizarse esa reforma?
En 1972, el mundo se encontró por primera vez para discutir sobre medio ambiente en una reunión cumbre en Estocolmo. Entonces se fundó Pnuma. Pero el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente -que nació en aquella época como una agenda de compromisos- no sufrió ningún tipo de alteración a lo largo de las últimas cuatro décadas.
El presupuesto, el mandato y la definición de tareas aún pertenecen a una era que ya fue atropellada por la realidad. Hoy lidiamos con problemas ambientales gravísimos. La mayoría de los países de la ONU presentes aquí en Río dicen querer una reforma en la política ambiental internacional. Y el fortalecimiento de Pnuma es parte de eso. Esperamos hacer grandes avances aquí en la conferencia, pero eso también depende de que haya consenso en otros temas de las negociaciones. Esa es la dinámica de la cumbre.
¿Cómo sería entonces un Pnuma más fuerte?
Un Pnuma más fuerte tendría una presencia universal. Hoy, somos un programa de las Naciones Unidas compuesto por apenas 58 países, que pueden formar parte del consejo con un mandato de dos años. Estamos tratando de hacer política ambiental sin que dos tercios de las naciones integrantes de la ONU formen parte activa de Pnuma.
El segundo punto sería dar un mandato más fuerte a los ministros de Medio Ambiente de forma tal que ellos discutan no sólo de medio ambiente dentro de la política, sino que también puedan implementar medidas.
El tercer punto: necesitamos un presupuesto adecuado. Dependemos totalmente de donaciones voluntarias. En caso de una crisis económica en Europa, puede suceder que, de pronto, el Pnuma no tenga más posibilidades de trabajar [por falta de recursos]. Esos son algunos ejemplos de cómo creemos que se debe discutir la reforma de Pnuma aquí en la conferencia Rio+20.
Entrevista: Nádia Pontes, desde Río de Janeiro (CP)
Editor: Enrique López