Exponen en Berlín artistas que trabajan con la hoja de coca en su obra
22 de abril de 2010Bandera de la muestra es la obra del llamado "enfant terrible" del arte boliviano, Gastón Ugalde, famoso por sus retratos de Evo Morales, Simón Bolívar y Che Guevara realizados con hojas o pigmento de coca. Ugalde muestra en la capital alemana dos lienzos de gran formato sobre los que se ve, en uno a la Pachamama (Madre Tierra) y en otro a una representación casi abstracta de la hoja. El artista lleva experimentando con la planta desde hace dos décadas y las distintas tonalidades de verde de la hoja parecen pinceladas que reconstruyen las imágenes de próceres bolivianos como Antonio José de Sucre y del indígena aymara Tupac Katari y Sisa, que cuelgan en las paredes del Palacio de Gobierno y del Parlamento de su país.
Tendencia en el arte
La Galería Siguaraya reúne en Berlín a varios artistas latinoamericanos que exponen su obra por primera vez de manera conjunta en Europa. "La mata que no mata -La planta de la coca en el arte", exhibe tanto los trabajos de jóvenes talentos como de reconocidos artistas que provienen de distintos ámbitos culturales cuyo vínculo es el interés por una planta milenaria y controvertida.
"Hay una tendencia sobre todo en el arte colombiano de la última década de utilizar la planta de la coca para expresar determinadas ideas", dice el curador de la muestra y galerista, Alejandro Villalón, que abrió la galería en el 2007 para dar acogida al arte latinoamericano contemporáneo. Villalón descubrió una tendencia en el arte colombiano a raíz de un artículo del periodista colombiano Rodrigo Restrepo, que después lo llevó a otros artistas provenientes de países andinos. "Encontré a tres artistas peruanos que habían expuesto en Bélgica y que abordaban el tema de la coca como un elemento de la cultura ancestral andina, en contraposición a los colombianos que, debido a su situación política que viven, tienen una obra muy crítica hacia el consumo de coca y hacia la política del gobierno colombiano respecto a los cultivos", afirma.
Tradiciones andinas
El peruano Héctor Acevedo aborda el tema de la coca inspirado en los mitos y rituales tradicionales. En sus cuadros el artista alude a la capacidad adivinatoria que adquieren los chamanes cuando mastican la planta, que también establece un vínculo de comunicación con las almas. Su obra refleja los rituales campesinos de agradecimiento a la madre tierra por una buena cosecha y la tradición de colocar a los muertos una hoja de coca en la boca para prepararlos para el viaje al más allá.
"Los artistas quieren dejar en claro que la coca no es cocaína, que eso hay que diferenciarlo. Sostienen que la planta es parte de su cultura y que tiene propiedades beneficiosas para el individuo, posee efectos medicinales como analgésico, es rica en nutrientes y es utilizada en rituales religiosos, es una planta considerada sagrada entre los pueblos indígenas andinos", afirma Villalón.
Eso se puede ver en la obra de Vidal Bedoya, artista peruano que alude con su obra a las tradiciones, enraizadas en la cultura andina. El hábito de mascar hoja de coca, que tiene propiedades como analgésico, se remonta a tiempos ancestrales en las altas mesetas de Perú y Bolivia.
Narcotraficante cultural
Marcelo Verástegui se queja de los clichés que hay en el extranjero sobre los colombianos. "Lo primero que te preguntan cuando se enteran de que eres colombiano es si traes cocaína". Lo que el artista ha traído a Berlín es una instalación titulada "Hojas de coca procesada", con la que hace un simulacro de contrabando, sólo que en vez de polvo blanco lo que hay dentro de las llamadas panelas, son fotografías. Con ello alude al proceso químico para fabricar la cocaína, para el que son necesarios ingredientes similares a los que se usan en el proceso de revelado.
Verástegui ha fotografiado 16 plantas cultivadas de manera doméstica y por razones culturales por familias y campesinos colombianos provenientes de distintas regiones. A través del programa Googleearth posiciona cada planta en una página Internet con la que documenta la red de "tráfico". Cada planta es fotografiada en segmentos con los que luego reconstruye el arbusto como si fuera un rompecabezas. Las distintas fotos necesarias para reconstruir cada planta integran una panela que vende en 144 dólares, el precio que costaría una panela de cocaína de 150 gramos en Colombia. Adicionalmente dentro de cada paquete hay un número de fotografías sobrantes que llevan el registro de la planta y que pueden ser utilizadas como postales. Con ello el comprador de la panela se convierte en traficante, pero de fotografías.
Crítica social
La planta que crece entre 800 y 2000 metros de altura es símbolo en Colombia del narcotráfico y el lavado de dinero, de la guerrilla, el dinero fácil y la corrupción. Verástegui critica que la planta sea satanizada y culpabilizada de todos los males.
El joven artista colombiano Edinson Quiñones hace una crítica del uso de la cocaína por parte del hombre blanco. Muñecos de cera con claros razgos occidentales se hunden en montañas de cocaína en escamas. Las fotografías, de fuertes colores, aluden a la alucinación y decadencia que provoca su consumo.
Lucía Falconi, ecuatoriana radicada en Múnich, llama la atención con su obra sobre el uso de químicos para combatir los cultivos ilícitos, que no sólo matan a la planta sino contaminan y matan a otros cultivos. "Su obra está relacionada con la ecología y la naturaleza, sus esculturas son todas orgánicas". La peruana Belinda Tami utiliza las hojas de la coca en sus cuadros de gran textura, con grandes empastes y colores sobrios.
El mismo Alexander von Humboldt recomendaba efusivamente aceptar una taza de infusión de coca que ofrecían como gesto de bienvenida los indígenas peruanos a los visitantes que llegaban a la serranía. En Berlín no se ofrece una infusión a los visitantes, pero si una muestra que invita a la reflexión.
Autora: Eva Usi
Editora: Emilia Rojas