Francia: debate sobre velo islámico
3 de febrero de 2004Con el trasfondo de protestas en todo el territorio francés, comenzó hoy el debate sobre el uso de símbolos religiosos en las escuelas, que se extenderá hasta el 6 de febrero. El núcleo del proyecto de ley, que se compone de sólo tres artículos, reza lo siguiente: "En las escuelas públicas se prohibe el uso de símbolos y vestimenta que manifiesten de manera ostentosa la pertenencia a una religión determinada". Hasta aquí, todo parece muy claro, pero no lo es, ya que el debate toca lo más profundo del sentir religioso y la convivencia de las creencias en Francia, y también evoca la polémica existente en Alemania, donde la decisión al respecto ha quedado en manos de los gobiernos regionales.
Principios republicanos
La palabra clave es "ostentación": ¿Cuál es el límite entre representación religiosa y manifestación política? ¿Hasta dónde se considera al velo islámico un símbolo religioso, y hasta dónde simboliza la pertenencia de un ciudadano a una cultura distinta a la del estado en que habita? Estas preguntas y otras tantas surgen a la vista de las reacciones que ha causado la posición del presidente Jacques Chirac en cuanto a defender la separación estricta entre estado e iglesia, que tiene en Francia una tradición de casi 100 años. Para el jefe de gobierno, la ley a debatir se inscribe en la esencia del laicismo "que expresa los valores de respeto, de diálogo y de tolerancia, y está en el corazón de la identidad republicana de Francia". Con la prohibición del velo islámico, Chirac está seguro de proteger doblemente los derechos del ciudadano: Por un lado, el laicismo garantiza que las creencias de cada individuo serán respetadas, y, al mismo tiempo, protege al individuo de ser forzado a aceptar las creencias y costumbres de otros.
El mundo islámico se manifiesta
Mientras tanto, los manifestantes musulmanes dicen a las claras lo que piensan del proyecto de ley. Sólo en París se reunieron más de 10.000 personas, según fuentes policiales, llegando a unos 20.000 según los organizadores de la manifestación. En su mayoría se trataba de jóvenes musulmanas. Las leyendas de sus pancartas decía, por ejemplo: "Francia es mi patria, Hidschab (el velo) es mi vida". También hubo protestas en Marsella, Toulouse, Nizza y Poitiers. Es de prever que esta ley, de ser aprobada, no cerrará la discusión sobre las diferencias en las costumbres de vida de la población musulmana en Francia, ni en ningún otro país, ya que quedan cuestiones por resolver que dicha ley no abarca. Las clases de natación y las de educación sexual en las escuelas representan para las familias musulmanas con hijas un conflicto de conciencia que los enfrenta con aquellos valores que priman en la sociedad en la que viven. Estos y otros puntos de fricción escapan a un reglamento para el uso de símbolos religiosos.
Libertad, igualdad, fraternidad
A todo esto se suman los rumores de que en Francia habitan musulmanes con pasaporte francés, pertenecientes a grupos fundamentalistas, que no se han convertido en verdaderos ciudadanos franceses. Según un informe de expertos en el tema, "habría ciertos sectores en Francia que intentan desestabilizar la República". Cinco millones de musulmanes viven en territorio francés, tantos como en ningún otro país de Europa. Según declaraciones del secretario del Partido Socialista, François Hollande, al matutino "Le Monde", dos escenarios son posibles en el debate actual: "De dominar la incertidumbre, no aprobaremos un texto que cree confusión, y nos abstendremos. Si, por el contrario, el debate permite aportar precisiones y una aplicación más fácil que en la actualidad, entonces votaremos a favor." Es claro que Chirac sólo puede ser consecuente con los valores de la República Francesa al prohibir el uso de velo islámico en las escuelas, pero cabe preguntarse si, en un contexto globalizado, donde las divisiones entre estado y nacionalidad se desdibujan cada vez más, pueden aplicarse este tipo de leyes. Más aún si se considera el trasfondo de la lucha de religiones existente en la política mundial, por lo menos oficialmente, a partir de los atentados del 11 de septiembre.