George y Vladimir hacen las paces
1 de junio de 2003Ni rastro parece quedar de las fricciones de los últimos meses, en que el gobernante de Moscú disgustó al jefe de la Casa Blanca con su rechazo a la intervención en Irak. George Bush y Vladimir Putin han hecho las paces, e incluso aseguran entenderse mejor que nunca.
Dar y recibir
Ambos tienen motivos para sentirse satisfechos con la reconciliación sellada públicamente en San Petersburgo. El presidente estadounidense puede contar de ahora en adelante con no escuchar más "peros" de Moscú en lo tocante a Irak, y su homólogo ruso puede empezar a calcular los beneficios que reportará el petróleo iraquí, porque todo indica que su país no quedará marginado del negocio.
Más aún: Putin consiguió que su huésped enfocara el conflicto de Chechenia en el marco de la lucha contra el terrorismo, poniéndolo casi al nivel de los atentados contra Nueva York y Washington. "Nuestros países han sufrido profundamente por el terrorismo y nuestros gobiernos hacen todo lo posible por reaccionar a esa amenaza", dijo Bush. Y con eso fue suficiente, porque equivale virtualmente a dar carta blanca a Rusia para actuar con la dureza que estime conveniente. En la guerra contra los terroristas no se exigen mayores miramientos.
Armas de exterminio masivo
En un sólo punto se mantiene cierta divergencia. El jefe de estado ruso no se comprometió a cesar la ayuda en la construcción de un reactor nuclear en Irán, como habría deseado Washington, pero se esmeró en bajarle el perfil al asunto: "Las posiciones de Rusa y de Estados Unidos son más cercanas de lo que parecen", aseguró. Por si quedara alguna duda, en la conferencia de prensa conjunta Putin volvió a subrayar que colaborará en los esfuerzos por evitar la proliferación de armas de exterminio masivo, lo que también vale para Irán. En cuanto al caso de Corea del Norte, ambos presidentes instaron al unísono a Pyongyang a poner fin a sus programas atómicos.
A propósito de las armas de exterminio masivo iraquíes, que siguen sin aparecer, las únicas preguntas provinieron de la prensa. El presidente Bush se defendió afirmando que ya se habían encontrado laboratorios biológicos prohibidos. Ciertamente, suena a demasiado poco para justificar una guerra. Pero, ni Putin, ni los otros mandatarios europeos están dispuestos a plantear interrogantes incómodas para el jefe de la Casa Blanca, en momentos en que todos buscan la reconciliación.