¡La Celeste en Alemania!
28 de mayo de 2011Si uno le pregunta a un alemán con qué asocia Uruguay, lo más probable es que su primera respuesta no sea el tango. Aunque seguramente más de un alemán reconocería la melodía de “La Cumparsita”, el tango más famoso del mundo, compuesto precisamente por un uruguayo.En Alemania se percibe el tango como patrimonio exclusivamente argentino.
Seguramente el alemán en cuestión tampoco asociaría inmediatamente al Uruguay con el carnaval, aún cuando el carnaval uruguayo sea el único en el mundo que se celebre durante 40 días ininterrumpidamente. Para los alemanes el carnaval es cosa de los brasileños o de los habitantes de la renana Colonia, claro está. Tampoco es probable que alguien mencione la exquisita carne uruguaya, aunque se pueda comprar en los supermercados germanos. Ni tampoco a los tantos escritores, músicos, artistas plásticos, ingenieros, arquitectos, cineastas y demás uruguayos y uruguayas, que partiendo de un país tan chiquito y lejano, lograron brillar y ocupar puestos de primer nivel en sus disciplinas respectivas.
Pero hay una cosa de la que se puede estar cien por ciento seguro y es de que en Alemania se asociará a Uruguay con el fútbol. Hasta hace un año los germanos no dirían al respecto mucho más que “¿Uruguay? ¡Fútbol!”. Entonces los uruguayos nos encargaríamos orgullosos de recordar a nuestros interlocutores alemanes que el primer Mundial de fútbol fue celebrado en nuestro país y también ganado por nuestra selección. Y que en el '50 también ganamos y, por si fuera poco, en la final contra Brasil, en Maracaná. Pero, una vez dicho todo esto habría que reconocer humildemente que hacía ya más de medio siglo de aquellos triunfos y la conversación terminaría derivando en el estado del tiempo u otras banalidades similares, para disimular un poco y salvar la dignidad. Seguramente muchos uruguayos y uruguayas vivieron más de una vez escenas similares a ésta. Hasta que llegó el Mundial 2010 y nos cambió la película. ¡Por fín!
Vamos por la revancha
La impresionante actuación de la selección uruguaya de fútbol en Sudáfrica no sólo contribuyó a que todo un pueblo recuperara la autoestima, sino que nos hizo ganarnos el respeto de Alemania. En los ojos del público alemán el equipo uruguayo pasó de ser un cuadro menor, con fama de jugar sucio, a convertirse en un contrincante en serio. Es por eso que el próximo partido del domingo, si bien es un amistoso, es anunciado en Alemania como “una buena prueba para el equipo alemán”, que se encuentra en la fase de clasificación para la Eurocopa 2012.
Sobra decir que para los uruguayos, aún tratándose de un partido amistoso, un triunfo contra Alemania sería mucho más que un desagravio, sería una satisfacción inmensa y una buena inyección de optimismo. Es así que desde hace varios meses uruguayos, residentes en Alemania, empezaron a movilizarse para ir en masa a apoyar a “La Celeste” en el estadio Rhein-Neckar-Arena, en la localidad de Sinsheim. Conscientes de que iban a ser minoría, un grupo de veinte “hinchas” uruguayos quiso comprar sus entradas “en bloque”. Para así al menos no estar todos desperdigados por el estadio, como aguja en un pajar y disfrutar y temblar juntos. Pero, lo que suena como un deseo lógico y natural de un grupo de fans, resulto ser mucho más complicado de lo previsto.
Uruguayos irreductibles
Fue necesaria la obstinación y persistencia de Gustavo Falero y Silvia Cámpora, dos uruguayos de biografías muy disímiles, pero con la misma meta, para sortear un sinfin de obstáculos burocráticos, mediar entre las asociaciones de fútbol de Uruguay y Alemania y lograr finalmente que los “hinchas” pudieran compartir un sector en el estadio. Gustavo es un abogado, que emigró primero a España y luego, enamorado de una alemana, la siguió hasta su patria. Mientras que Silvia, hija de un preso político, vino de niña, exiliada con su familia a Alemania y, si bien pasó la mayor parte de su vida aquí, se sigue sintiendo muy uruguaya. En el correr de los meses el grupo de uruguayos interesados se fue duplicando, triplicando, cuadruplicando. En vísperas del partido son más de doscientos compatriotas los que se preparan para apoyar a Óscar Tabárez y sus jugadores.
Afilando los cuchillos
Al ir creciendo el grupo de uruguayos, decididos a viajar hasta Sinsheim desde los lugares más recónditos de Alemania, también fueron surgiendo nuevas interrogantes. ¿Dónde alojarse? ¿Cómo lograr contactar a La Celeste? Y sobre todo, ¿cómo y dónde celebrar juntos? Se abrió una página de facebook, titulada “La Celeste en Alemania”, donde se siguió tejiendo la red de aficionados al fútbol. Uno de ellos es Hugo Acuña, uruguayo residente en Stuttgart, quien ubicó un camping, así como un lugar apropiado para hacer un típico “asado uruguayo”, previamente al partido.
El domingo familias enteras, desde la abuela hasta el nieto, van a festejar juntos esta fiesta del fútbol. Antes, durante y después del partido. El deporte sirvió de vehículo para reunir a cientos de uruguayos de pasados distintos, pero con un presente común. Gane quien gane, esto ya es todo un triunfo.
Autora: Valeria Risi
Editor: José Ospina Valencia