“La frecuencia de los huracanes no ha aumentado realmente”
21 de agosto de 2007A una velocidad de 270 km/h sobrevoló el huracán Dean la península de Yucatán. Pese a que el enorme remolino acabó generando menos destrucción de la esperada y moderó su furia al adentrarse en tierra firme, por lo menos durante unas horas el mundo no pudo evitar pensar en Katrina.
El cambio climático parece más tangible y cercano con cada catástrofe natural, pero ¿corre la sucesión de violentas tormentas tropicales a cuenta de los problemas medioambientales? DW-WORLD entrevistó al meteorólogo Gerhard Lux.
Desde Katrina y la discusión sobre el cambio climático, de cada huracán, de cada mes caluroso, de cada inundación… se culpa al calentamiento global del planeta. ¿Es correcta la relación?
Es muy difícil relacionar un solo acontecimiento con el cambio climático. El clima es por naturaleza caótico y cambiante, y las situaciones extremas forman parte de él. Aisladamente, un huracán o un ciclón no tienen nada que ver con el cambio climático. Sólo si, tras años de observación, destaca una frecuencia realmente fuera de lo normal en la aparición de estos fenómenos se puede establecer una relación.
Pero cada vez que irrumpe una de las llamadas “catástrofes naturales” aparecen las cifras que aseguran que hace décadas que el desastre no adquiría dimensiones semejantes. Por ejemplo, desde 1886, sobre el Atlántico se han medido sólo 28 huracanes de una fuerza igual a la de Dean. ¿Significan algo estos datos?
No cabe duda de que hay que tomar en serio las cifras. Pero si uno observa con detenimiento las estadísticas sobre la frecuencia y la fuerza con que los huracanes afectan a los trópicos, se da cuenta de que se alternan los años en los que este fenómeno aparece con más frecuencia y los años en los que la situación se tranquiliza.
En 2005 tuvimos muchos huracanes en la región estadounidense y en especialmente en el Golfo de México. Pero nuestras investigaciones no detectan un aumento real del fenómeno en los últimos tiempos.
Dean ha cambiado varias veces de categoría, de cinco a tres, por ejemplo, pero a su paso por la península de Yucatán pudieron medirse vientos de una velocidad de 200 a 300 km/h. ¿Estamos ante un huracán “normal”?
En la escala que mide la fuerza de los huracanes existen en total cinco categorías. Katrina fue un huracán de categoría cinco. Los vientos de más de 200 km/h forman parte del fenómeno, que en ciertas regiones montañosas de América central, en México o en Guatemala, puede ir acompañado de corrimientos de tierra. A esto se le suma, además, que en las regiones costeras la presión atmosférica hace aumentar el nivel del mar, provocando tsunamis.
¿Aumenta el cambio climático la violencia de las catástrofes naturales? ¿Viviremos una Europa afectada por los huracanes? ¡Siga leyendo!
Algunos científicos aseguran que el cambio climático no provoca más huracanes, u otros fenómenos meteorológicos, pero sí hace aumentar su fuerza y con ella la destrucción que generan…
El problema del cambio climático es que en su trasfondo se sitúa el calentamiento global del planeta. Paralelamente a la subida de las temperaturas climáticas aumenta la temperatura de la superficie de los océanos.
Si realmente el agua de las capas más altas de los mares llegase a elevarse uno, dos o tres grados, el riesgo de huracanes sería mayor. Porque la condición fundamental para la formación de un huracán, y para la fuerza que adquiere, es que reciba desde la superficie del mar energía suficiente. Es decir, que necesita agua caliente.
Si realmente la temperatura global de la Tierra llegase a aumentar, como se teme, dos grados, ¿podrían los huracanes llegar hasta Europa?
No creo que un aumento de dos grados en la temperatura del planeta baste para que Europa occidental viva huracanes tropicales. Éstos van a seguir limitados a las regiones ecuatoriales. El agua en la zona que va del Atlántico norte hasta el Mediterráneo es demasiado fría: al huracán le falta energía, acaba siendo integrado por la situación meteorológica general y pierde su fuerza.
Nosotros nos vemos más afectados por las tormentas del Atlántico norte, por vientos huracanados que tampoco son menospreciables y pueden llegar a alcanzar velocidades de 200 km/h.
¿Cómo afectará entonces, en caso de que nada mejore, meteorológicamente el cambio climático a Europa?
En la meteorología y la climatología europea y alemana nos preocupan principalmente las sequías, con las que tendremos que contar si las cosas siguen su curso actual. En Europa occidental nos veremos expuestos a largos periodos secos en verano, interrumpidos por lluvias torrenciales, lo que significará que todos, pero en especial el sector agrícola, vamos a tener que acomodarnos a una nueva situación. Además de que tendremos que enfrentarnos a una transformación de nuestra flora y nuestra fauna.
Europa no se libra por tanto de las consecuencias del cambio climático…
No, Europa no se libra. Pero cabe decir que las perspectivas para el continente en una situación de cambio climático avanzado no son tan graves como las que podrían darse en otras regiones.
Especialmente en las zonas nórdicas de la tundra y taiga rusas o en Groenlandia, el cambio climático podría tener consecuencias mucho más graves, lo que se observa en el deshielo y sobre lo que realmente tendríamos que preocuparnos.